Presentación de Arquitectura y Paisaje en la isla de El Hierro

«Arquitectura y Paisaje. La arquitectura tradicional en el medio rural de Canarias»

A cargo de Daniel Fernández Galván, director de la Revista “Rincones del Atlántico” y Sixto Sánchez Perera, autor del artículo sobre El Hierro.

Fecha: 9 de octubre de 2014
Hora: 20:00 horas
Lugar: Mirador de La Peña, Guarazoca. El Hierro

Este monográfico, editado por Rincones del Atlántico, está dedicado a la arquitectura tradicional de nuestras islas, especialmente a la doméstica, pero sin olvidar las otras arquitecturas rurales.

El tomo II, que ahora presentamos, abarca la información sobre El Hierro, La Gomera, La Palma, Tenerife y las haciendas occidentales; es el más extenso de los que hemos publicado (464 páginas). Se incluyen en este tomo mapas antiguos y actuales, fotografías aéreas y, al final de cada capítulo, numerosas fotografías de “Ayer y hoy”, comparativa de imágenes antiguas y actuales en las que podemos ver cómo ha sido la transformación de nuestros caseríos y pueblos (están todos los municipios de las islas) al cabo de 50, 80 o incluso más de 120 años.

Es un libro especialmente visual, con casi dos mil imágenes: mapas, pinturas, grabados, y, principalmente, fotografías (antiguas y actuales), cuidadosamente seleccionadas y muchas de ellas inéditas. Nos encontraremos con una parte de la mejor obra de la gran mayoría de los fotógrafos que han trabajado en el archipiélago y que han querido con su trabajo dejar constancia de un patrimonio esencial en la cultura de esta tierra. Que no se quede en el olvido esta arquitectura, fruto de la tradición, de la experiencia y el trabajo de las anteriores generaciones es nuestro mayor propósito.

El capítulo dedicado a El Hierro propone un novedoso recorrido por las diversas manifestaciones arquitectónicas que surgen como consecuencia de una ocupación humana que se prolonga en el tiempo unos dos mil años.

La suma de los factores que han intervenido en las pautas definitorias del hábitat y la arquitectura desarrolladas, han propiciado una composición visual, donde el protagonismo del relieve imprime al paisaje rural un carácter especial, en el que la arquitectura tradicional se convierte en una de sus señas de identidad.

El tomo III, que esperamos editar próximamente, se ocupará de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote, las haciendas orientales y un capítulo final que recogerá una amplísima bibliografía sobre arquitectura canaria. En el tomo I, ya publicado, se agruparon una serie de trabajos que tienen como protagonista principal a la vivienda tradicional vista desde la óptica de diferentes especialidades (arquitectura, rehabilitación, historia, geografía, etnografía, botánica, arte, literatura…).

Rincones del Atlántico rinde con este monográfico un homenaje a esta arquitectura situada en nuestros campos y a quienes la construyeron, utilizaron y habitaron, que pretende servir al mismo tiempo para darla a conocer, valorar y proteger.

www.rinconesdelatlantico.com
Organiza: Área de Cultura del Cabildo de El Hierro

IDEAS Y PROPUESTAS PARA UNA VIDA BUENA Y UN FUTURO MEJOR

Les invitamos a participar en la elaboración de las ideas y propuestas para un futuro mejor que nos gustaría publicar en el próximo número de Rincones del Atlántico (nº 10), el siguiente al tomo III de “Arquitectura y Paisaje”: Pueden escribirnos directamente en el blog, en lo comentarios del final de la página, o al correo: info@rinconesdelatlantico.com, indicando: «Ideas y propuestas para un futuro mejor».


El primer número de Rincones del Atlántico vio la luz en diciembre de 2003, cerca de 15 años ya. Se puede decir que Rincones surge por sí misma, como una necesidad, un S.O.S. Como una reacción originada por la desolación y la indignación de asistir a la destrucción de nuestro bien común más preciado y del que depende el presente y el futuro de nuestros hijos y nietos: el paisaje y el territorio de las islas.

Rincones del Atlántico nace con el propósito de transmitir, de una manera divulgativa, amena, didáctica, con rigor y calidad, la belleza de nuestro paisaje y la enorme importancia que tiene su conservación. Como una herramienta que contribuya a difundir el conocimiento, la valorización y la protección del paisaje y del patrimonio natural y cultural de las islas, desde una perspectiva pedagógica, humanista, ecológica, ética y constructiva, ofreciendo ideas y alternativas para un desarrollo realmente sostenible, armónico, racional, ecoeficiente y perdurable. «Conocer para amar y amar para cuidar, proteger y conservar». Cogemos en Rincones del Atlántico el testigo de otras publicaciones que admiramos y que nos precedieron, como La revista de Canarias , publicada por Elías Zerolo y en la que colaboraron Sabino Berthelot, Nicolás y Patricio Estévanez, Víctor Pérez, Juan Bethencourt Alfonso, Domingo Bello y Espinosa y tantos otros para quienes reclamamos un necesario y merecido homenaje, recuperar la memoria. Esta revista decía en su primer número, editado hace ahora casi 140 años: “Queremos que en los límites indicados pueda ser la expresión de nuestro país, de lo que éste es en la actualidad y de lo que puede ser. […] nos dirigimos a nuestros paisanos y solicitamos sin excepciones, su cooperación y su ayuda […] De no tener la seguridad de ese apoyo no hubiéramos intentado nuestra empresa”.

Nuestra voluntad ha sido, desde el primer número, la de ofrecer ideas y plantar semillas para contribuir a la preservación de nuestro paisaje y patrimonio (y colaborar desde este rincón del Atlántico a la buena salud de nuestro planeta), para caminar juntos hacia una sociedad más justa y en equilibrio con la naturaleza que proporcione una vida digna a quienes ahora vivimos aquí y a las generaciones futuras. “Pensar en el futuro, actuar en el presente, pero sin olvidar el pasado”.

En el número 2 publicamos una encuesta a los operadores de agricultura ecológica en la que se hacían propuestas para el impulso del sector y de la soberanía alimentaria de las islas. En el número 3, sobre sostenibilidad y política energética. En el número 4 publicamos un artículo-propuesta titulado “La arquitectura tradicional en el medio rural”, que fue el germen de estos tres números monográficos sobre arquitectura. Fue un trabajo colectivo en el que participó un pequeño grupo de personas conocedoras del tema y en el que se publicó un amplio número de propuestas para la conservación del patrimonio arquitectónico y la dinamización del medio rural. En el número doble 6/7 publicamos el artículo “Marco para una nueva política de movilidad en las islas Canarias” con diversas propuestas para un sistema de transporte sostenible en las islas. Además, varios artículos-propuesta versan sobre el sector primario: mercado local, soberanía alimentaria, agroecología, patrimonio rural, y otros, escritos por algunos agricultores y agricultoras ecológicos en los que nos hablan de su propia experiencia.

Por ello, y en esta época que nos ha tocado vivir y en la que urgen cambios, en la que la sociedad está despertando y madurando y somos cada vez más concientes de la necesidad de los mismos, queremos publicar en el próximo número de Rincones del Atlántico, el siguiente al tomo III de “Arquitectura y Paisaje”, una serie de ideas y propuestas y junto a ellas varios artículos relacionados con las mismas. Ideas y propuestas que consideramos importantes para caminar juntos hacia un futuro mejor, que propicie una regeneración social, ética, solidaria, ecoeficiente, respetuosa, creativa… basada en la cooperación y en la valorización, el cuidado y la protección de los recursos del territorio.

Nos gustaría mucho que participasen con nosotros en la elaboración de estas ideas y propuestas, cuyo primer borrador publicamos aquí debajo.
Que nos ayuden a mejorarlas, ampliarlas, enriquecerlas, y a que sean lo más precisas y certeras que sea posible.
Todas ellas son realizables, sólo hacen falta ganas, ilusión, trabajo, fuerza de voluntad y cambiar las inercias para que el verdadero objetivo sea el bien común.

LA PRESERVACIÓN DEL PAISAJE Y EL PATRIMONIO

El paisaje constituye uno de los valores más importantes de la relación de los individuos y las sociedades con su entorno. Cuando las cosas se hacen de manera correcta y respetuosa, mejora el bienestar, la autoestima, la identidad y la calidad de vida de los ciudadanos. Es un derecho vivir en un entorno digno, saludable, bello, en equilibrio con la naturaleza, y un deber de todos los ciudadanos y de las administraciones hacer lo necesario para mantenerlo así para las generaciones futuras.
Es, además, un recurso económico que no cuesta nada y además ya está ahí y es una fuente de empleo en la que determinadas actividades (turísticas, recreativas y de ocio) se desarrollan, además de las que genera su mantenimiento y cuidado. Y por supuesto, junto a la actividad agrícola, que cuando es diversificada y se adapta a las características de cada territorio (y no es intensiva o en invernaderos), participa de manera relevante en su puesta en valor.
Es esencial conocer y fomentar la importancia que tiene la preservación del paisaje, del patrimonio natural y cultural. Sensibilizar a los estudiantes y a la sociedad en general de la necesidad de proteger los valores paisajísticos y tomar conciencia de la incidencia de la acción humana en el medio natural. Apostar por la calidad del paisaje es apostar por la calidad de vida de la población que habita esos territorios.
Como nos propone el Convenio Europeo del Paisaje:
-Reconocer jurídicamente los paisajes como elemento fundamental del entorno humano, expresión de la diversidad de su patrimonio común cultural y natural y como fundamento de su identidad.
-Integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística y en sus políticas en materia cultural, medioambiental, agrícola, social y económica, así como en cualesquiera otras políticas que puedan tener un impacto directo o indirecto sobre el paisaje.
En la “Carta de Cracovia 2000. Principios para la Conservación y Restauración del Patrimonio Construido” (en su artículo 9), se expresa ya de una forma clara que “Los paisajes como patrimonio cultural son el resultado y el reflejo de una interacción prolongada en diferentes sociedades entre el hombre, la naturaleza y el medio ambiente físico. Son el testimonio de la relación del desarrollo de comunidades, individuos y su medio ambiente. En este contexto su conservación, preservación y desarrollo se centra en los aspectos humanos y naturales, integrando valores materiales e intangibles.”


LA APUESTA PRIORITARIA E INELUDIBLE POR EL SECTOR PRIMARIO

La manera más efectiva de destruir el sentido de identidad de los pueblos es borrar el pasado, desmantelar y fragmentar sistemáticamente las historias que hasta el momento se han narrado entre sí acerca de sus propias vidas”.

John Berger

El desarrollo de la industria se ha hecho no sobre el suelo de la civilización precedente, sino transformando de arriba abajo la sociedad tradicional, deportando en masa a los campesinos a los suburbios, rompiendo los lazos y las solidaridades bajo la relación monetaria, arruinando las culturas milenarias…”.
“Nos encontramos en un devenir donde la crisis se nos aparece no como un accidente en nuestras sociedades, sino como su modo de ser; […] La crisis no es lo contrario del desarrollo, sino su forma misma”.

Edgar Morin

Hay que comenzar de nuevo. De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos. Pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la reforma de vida.

Edgar Morin

Allí donde el suelo se afea, donde la poesía ha desaparecido del paisaje, las imaginaciones se extinguen, los espíritus se empobrecen, la rutina y la servidumbre se amparan de las almas y las predisponen a la torpeza y a la muerte. Entre las causas que en la historia de la humanidad han hecho desaparecer tantas civilizaciones sucesivas, habría que contar en primer lugar la brutal violencia con la cual la mayoría de las naciones trataban a la tierra que las nutría”.

Élisée Reclus (s. XIX)

Con la “revolución verde” a partir de los años 60, en Canarias, junto al binomio turismo-construcción, se pasó de 5 siglos de cultura campesina a una agricultura industrial que ha llevado a la desaparición de la forma de vida rural y de la cultura campesina y tradicional. Existe hoy en día una absoluta dependencia del turismo de masas que se implantó y de la importación de la mayor parte de los alimentos que consumimos.
Es por ello por lo que el desarrollo del sector primario en las islas es ya no sólo estratégico y de interés general, sino absolutamente prioritario y esencial para la supervivencia de los habitantes del archipiélago. Además, es una potencial fuente de empleo tan necesario en unas islas donde las cotas del paro alcanzan las peores estadísticas del país y de Europa.

Tres conceptos fundamentales:
1- Soberanía alimentaria: Capacidad de una comunidad para alimentarse a sí misma con una dieta variada. La Soberanía Alimentaria es, como dice Vía Campesina, «El derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica». En Canarias se importa en torno al 80 % de los alimentos.

2- Seguridad alimentaria: Situación en la que toda la población, en todo momento, goza de acceso físico, social y económico a los alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen las necesidades alimentarias adecuadas para llevar una visa sana y activa.

3 Agroecología: Aplicación de conceptos y principios ecológicos al diseño y manejo de agroecosistemas sostenibles. La estrategia agroecológica se basa en mejorar la calidad del suelo para producir plantas fuertes y sanas, debilitando al mismo tiempo las plagas (malezas, insectos, enfermedades y nemátodos) al promover organismos benéficos  (Gliessman et al, 1998) vía la diversificación funcional del agroecosistema.

La agroecología se centra en principios vitales como la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, la sinergia e interacción entre los diversos cultivos, animales y suelo, además en la regeneración y conservación de los recursos.

Ideas y propuestas

– El agua, elemento esencial y a menudo uno de los mayores problemas para el agricultor. El acceso al agua, patrimonio de la humanidad, es un derecho, un bien común que debe ser gestionado de forma pública, mejorando su calidad, con seguridad, transparencia, eficacia y equidad, velando por el interés general. Es necesaria la regulación y democratización de su uso y gestión. Abaratar y mejorar la calidad del agua para uso agrícola y facilitar el acceso, a un precio asequible y justo, a los agricultores que lo soliciten. Que se recupere, almacene y distribuya eficientemente. Reparar y mejorar las redes de distribución. Informar y educar en el ahorro y un uso consciente y responsable y en fórmulas de captación y recuperación. Penalizar el consumo abusivo y la contaminación de los acuíferos. Inversiones para captar, recuperar y almacenar el agua de la lluvia útil (escorrentía e infiltración), una buena parte de la cual se pierde. Desalación (cuando sea realmente necesario) y mejora de la calidad del agua mediante energía renovable directa.

– Impulso y apoyo a los cultivos tradicionales de secano.

– Dignificar el papel del campesino y de la agricultura y la ganadería incorporando y apoyando a los jóvenes agricultores. Programas de formación para jóvenes en agricultura y ganadería ecológica. Desarrollo y promoción de contenidos agroecológicos en las Escuelas de Formación profesional, Capacitación Agraria y en la Universidad. Charlas informativos en los institutos de enseñanza secundaria.

– Programas de formación en agroecología y de buenas prácticas para agricultores y ganaderos.

– Mayor implicación e inversión institucional en investigación, desarrollo e innovación

– Banco de tierras, recuperación de fincas abandonadas para quien las quiera trabajar: jóvenes, parados, emprendedores… Créditos preferenciales, avales y apoyo a la inversión en agricultura ecológica

– Leyes que protejan el suelo agrícola y prohíban la especulación urbanística. Recalificar de nuevo como agrícola una gran cantidad del mejor suelo agrario y fértil que con el boom de la construcción muchos ayuntamientos pasaron a urbano (subiendo el gravamen del impuesto y obligando a muchos agricultores a vender los terrenos por el alto costo del mismo) y garantizar a los agricultores que sus terrenos no van a ser atropellados por urbanizaciones o infraestructuras.

– Priorizar y apoyar las producciones destinadas al mercado interior apostando por el camino de la soberanía y la seguridad alimentaria.

– Apostar por una agricultura diversificada y a pequeña escala tomando como base el conocimiento y la sabiduría de la agricultura tradicional y priorizar el apoyo y ayudas a las producciones ecológicas y libres de transgénicos y a la ganadería que vele por el bienestar animal, avaladas con certificados de calidad como elemento diferenciador. Premiar de diferentes maneras, como por ejemplo abaratándoles o subvencionándoles la contribución, el precio del agua, etc., a quienes realizan estas prácticas que contribuyen: a la soberanía alimentaria; a propiciar una organización equilibrada del territorio y el paisaje respetando a la naturaleza; a aprovechar los recursos locales reduciendo la dependencia externa y la menor dependencia de insumos y de energías fósiles; a favorecer la cohesión social y territorial; a crear y mantener un tejido social y la fijación de población en zonas rurales; a conservar la diversidad genética y la biodiversidad; a respetar los ciclos biológicos dentro de la agricultura; a velar por la seguridad ambiental: la no contaminación de los acuíferos, la tierra y el aire; a incrementar la calidad y fertilidad de los suelos con un manejo correcto de la materia orgánica; aplicación de técnicas de control no químicas como acolchados o coberturas; a abastecer de productos sanos y de calidad con una alta calidad nutritiva; etc.

– Fomento y apoyo de la conversión de las explotaciones convencionales agrícolas de monocultivos con altos insumos y de ganadería industrial a un modelo agroecológico más diversificado y autosuficiente no dependiente de insumos agroquímicos y de combustibles fósiles, con la consiguiente mejora de la calidad del suelo, de la biodiversidad, regulación de plagas y enfermedades, calidad nutricional, salud, productividad, etc. Facilitar la inscripción de las fincas en agricultura ecológica, obligando al vecino a tomar las medidas para evitar la contaminación de las fincas vecinas que son o quieren convertirse en ecológicas, pues en la situación actual sólo se obliga al que se inscribe a tomar esas medidas para evitar la contaminación potencial que procede del vecino convencional.

– Promocionar e incentivar el consumo de los productos locales avalados por estas prácticas. Fomentar los circuitos cortos y la economía de proximidad. Cooperativas y grupos de consumo. Consumir con responsabilidad, localmente, alimentos de cercanía y de temporada. Acercar al productor y al consumidor, fomentando relaciones de apoyo mutuo, acortando la cadena y con el menor consumo energético posible. Incentivar e informar sobre las ventajas del consumo de las frutas y verduras de la estación evitando el consumo de productos que vienen de fuera con una enorme huella ecológica y muchas veces sin garantías de estar libres de tóxicos ni con una correcta trazabilidad. Fomentar la compra a granel y evitar el envasado siempre que sea posible.

– Creación y apoyo de las industrias agroalimentarias tradicionales y de transformación de productos agrícolas y ganaderos, apostando por la puesta en valor de productos singulares de las islas, de calidad y con personalidad propia: vinos, licores, quesos, papas, miel (palma y abeja), conservas, mojos, frutas tradicionales y de variedades antiguas y locales, gofio (cereales), higos, almendras, castañas, aceitunas, aceite, legumbres, repostería, sal…, priorizando y fomentando las de producción ecológica y libre de transgénicos como elemento diferenciador de Canarias, junto a otras cuestiones y premisas como la excelencia, la calidad de la materia prima, el trabajo bien hecho, la innovación, el sentido estético, el respeto al medio ambiente y el bienestar animal. Campañas de divulgación coordinadas y apoyadas por las distintas administraciones. Organizar actividades (fiestas, degustaciones, talleres, recogida del producto, mercados, etc.) en zonas rurales que tengan productos específicos (vino, almendras, castañas, aceitunas y aceite, queso, etc.) que atraiga a la población residente y al turismo interesado en conocerlos y disfrutar de un rato de ocio.

– Reducción paulatina y control exhaustivo del uso de productos químicos tóxicos en la agricultura y la ganadería. Prohibición de los organismos modificados genéticamente y de los agroquímicos peligrosos para las abejas y otros insectos polinizadores. Información a los agricultores de los riesgos para la salud y para el medioambiente que ocasiona el uso estos productos.

– Apoyo a la investigación de métodos alternativos al uso de plaguicidas, que deben ser la primera opción tal y como ordena la legislación vigente (RD 1311/2012 de uso sostenible de fitosanitarios).

– Prohibición del uso del glifosato y otros herbicidas por parte de ayuntamientos, cabildos, etc. Desherbado mecánico (que además crea empleo) cuando realmente sea necesario, pues en muchos lugares y bordes de carreteras se podrían plantar flores, arbustos y árboles, dándole prioridad a la flora local. Aunque no sea de la flora local, pero sí muy vinculada al paisaje de las islas, ¿recuerdan las orillas de las antiguas carreteras del norte de Tenerife (valle de La Orotava, Isla Baja), llenas de flor de pascua?

– Informar a la ciudadanía de los problemas de salud y medioambientales que generan la agricultura intensiva y la ganadería industrial. Informar y educar sobre buenas prácticas para la salud, para un consumo ético y responsable y de las ventajas que proporciona consumir productos ecológicos, sanos y libres de tóxicos.

– Preservación, divulgación y potenciación de la biodiversidad agrícola, del conocimiento local, de los usos tradicionales, de los recursos genéticos y de las semillas autóctonas y tradicionales favoreciendo su libre circulación. Poner en marcha las políticas necesarias para hacer efectivos los derechos de los agricultores a conservar, utilizar y comercializar las variedades tradicionales. Campañas para difundir el conocimiento y el consumo de las variedades locales y de la fruta y verdura de la estación. Campañas de rescate de las variedades locales de cereales, legumbres, verduras, frutales… Rescate de las razas locales. Creación y potenciación de un banco de semillas.

– Observatorio de precios. Organismo que vele por el mantenimiento, control y garantía de precios justos y el establecimiento de márgenes comerciales correctos. Que vigile la especulación de los precios de los productos agrícolas y los regule permitiendo un sueldo digno a los agricultores y al mismo tiempo un precio justo para el consumidor. Información de los precios en origen y destino de los productos y a quién benefician. Legislación ágil y eficiente con una buena y eficaz comunicación y compromiso por parte de los responsables de la administración (ICCA, Agencias de Extensión Agraria, ayuntamientos…)

– Creación de un «Estatuto de las mujeres agricultoras de Canarias», que garantice los derechos sociales y laborales de nuestras campesinas. Derechos como la independencia económica o el derecho a una pensión de jubilación; mejores condiciones de los contratos y sin diferencias de salarios con los hombres; garantizar la propiedad o la titularidad compartida de las explotaciones agrícolas; medidas de conciliación laboral y familiar, de promoción de la salud y de protección frente a la violencia de género o el acoso sexista.

– Eliminación de las subvenciones del REA a productos exteriores que compiten con los de las islas, y que este dinero apoye a la producción local. Eliminación de las exenciones arancelarias a las producciones procedentes de terceros países que compiten con la producción local.

– Mercados del agricultor (en zonas rurales y urbanas), cooperativas de agricultores y consumidores. Apoyo a la comercialización, buscando fórmulas de venta directa del productor al consumidor. Apoyo y protección al pequeño comercio de alimentación que vende producto local y de cercanía.

– Creación de espacios de encuentro (en Internet, ferias, etc.) para generar sinergias y darse a conocer a distintas iniciativas públicas y privadas así como a productores y consumidores en los que puedan tener oportunidad de informar unos sobre lo que pueden ofrecer y otros sobre lo que necesitan o les gustaría obtener; así, por ejemplo, productores de alimentos ecológicos podrán conocer y poder suministrar a posibles hoteles y restaurantes interesados (que por lo general requieren un volumen de pedidos que agricultores particulares no siempre pueden producir individualmente).

– Convenios con los establecimientos hoteleros y restaurantes para abastecerlos de productos de la tierra, poniendo en valor productos típicos de la gastronomía canaria producidos en el país y como otro importante valor añadido el que sean de cultivo ecológico, creando un sello de calidad reconocible. Son muchas las ventajas y beneficios para el consumidor así como para el prestigio y la calidad del establecimiento: alimentos frescos de la estación que llegan cada día directamente del productor, lo que influye en su calidad; mejor precio al evitarse los intermediarios; una correcta trazabilidad y mayores garantías de seguridad alimentaria; no deja huella ecológica; contribuye a la necesaria reactivación del sector primario, a crear puestos de trabajo y a la soberanía alimentaria…

– Promoción y distribución de productos ecológicos en guarderías, centros escolares, hospitales, residencias, geriátricos y otras administraciones públicas.

– Creatividad y acciones de la ciudadanía con propuestas y difusión de lo importante que es una dieta diversificada y saludable y una agricultura y ganadería responsable desde el punto de vista ético, social y medioambiental, y que esta información pueda llegar a todos los sectores de la sociedad (incluyendo a los políticos de todas las administraciones para que conozcan las ventajas y se conviertan en aliados). Incorporar estos contenidos en la escuela y resaltar la importancia de la actividad agraria en el futuro de nuestras islas, así como educar en el consumo ético, responsable y ecológico. Promoción y desarrollo de actividades prácticas y de huertos escolares, sociales y urbanos, visitas prácticas a fincas donde se combine el aprendizaje de actividades agrícolas con el ocio y el contacto con la naturaleza. Divulgar estas prácticas en centros de mayores.

– Recuperación de los suelos mejorando su fertilidad: diversidad agrícola, plantación de arbolado y arbustos que aporten materia orgánica, estiércol animal, barbecho, rotación con leguminosas… Aprovechamiento de la silvicultura y de la limpieza de bosques y montes creando puestos de trabajo y repartiendo la materia orgánica a los agricultores que realicen prácticas agroecológicas.

– Sanidad vegetal. Mayor control de la importación de productos agrarios foráneos e ilegales y de las plagas que pueden introducir. Laboratorios que analicen con regularidad y de forma exhaustiva los productos y vigile para una buena seguridad alimentaria.

– Protección de los derechos de los animales y bienestar animal. Propiciar una ganadería extensiva, con baja carga ganadera y pastoreo, promoviendo el cultivo de las forrajeras autóctonas. Proporcionar al ganado unas buenas condiciones de vida en las que puedan desarrollar todos los aspectos de su comportamiento innato. Creemos que un paso importante es reducir el consumo de carne y otros productos de origen animal y practicar la dieta mediterránea. Menos carne, mejor carne: más salud. Así como evitar los huevos de las granjas-fábrica y consumir los ecológicos, de granjas que permiten a las gallinas unas condiciones de vida adecuadas (estabulación libre). Dar pasos hacia la eliminación de la ganadería intensiva (las fábricas de carne y leche) que producen un enorme sufrimiento animal; que una gran parte de los cereales cultivados en el planeta son para la fabricación de pienso, desperdiciando una gran cantidad de comida que es utilizada para alimentar al ganado y no a las personas, contribuyendo al hambre en el mundo; estas factorías producen con sus residuos una gran contaminación ambiental; los conocidos problemas relacionados con la salud generados por el consumo de carne y grasa, además de las dioxinas, hormonas, antibióticos, etc. (hipertensión, enfermedades cardiacas y vasculares, cáncer, diabetes, obesidad…).

– Desarrollo y aplicación de las leyes sobre protección y bienestar animal. Mayor vigilancia y control y penalización real y contundente para el maltrato y para el abandono de los animales. Campañas para fomentar la adopción y evitar la compra de animales. Mayor apoyo y control por parte de la administración (Gobierno, cabildos y ayuntamientos) de refugios de animales amplios y en correctas condiciones en los que se incentive la adopción. Creación de los mismos en las comarcas en que se necesiten. Difusión de programas en radio y televisión que eduquen y defiendan los derechos de los animales. Actividades en la escuela que fomenten la empatía y el respeto hacia todos los seres.

– Apoyo a la pesca tradicional sostenible realizada con buenas prácticas y permitiendo la regeneración del ecosistema marino. Recuperar los mares y océanos para que tengan más seres vivos y menos plásticos. Es imprescindible la imposición de cuotas pesqueras con base científica, la promoción de la pesca local y sostenible y la eliminación de las macro flotas que sirven a los intereses de un pequeño grupo enriquecido. AMPLIAR

 

Un apartado sobre huertos (autosuficiencia):

  • Ventanas, balcones, terrazas y azoteas: estos espacios privados, además de alegrar la vista a residentes y gente que pasee por las calles, suponen una excelente herramienta de aprendizaje sobre cuestiones agronómicas.
  • Azoteas y otras grandes superficies urbanas infrautilizadas que podrían servir para realizar desde actividades agrícolas a pequeñas actividades de avicultura o apicultura ecológicas..
  • Huertos en patios privados, individuales o colectivos: una iniciativa que abarcaría la reconversión en huertos de los pequeños jardines de las casas o los chalets adosados, así como los patios cerrados de urbanizaciones.
  • Pequeños huertos familiares rurales: en las casas de campo o aisladas con jardín o terreno agrícola
  • Huertos comunitarios: espacios públicos gestionados colectiva y participativamente destinados a la agricultura y la jardinería, recuperando espacios abandonados o degradados, solares temporales o zonas verdes infrautilizadas.
  • Huertos en instituciones públicas: terrenos dentro de colegios, institutos o universidades, centros de salud u hospitales, centros penitenciarios, centros culturales, etc.
  • Huertos de ocio: en el borde urbano se pueden habilitar espacios para la agricultura familiar de autoconsumo, de forma que no resten suelo a los espacios agrarios periurbanos productivos.


LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO (NATURAL Y CULTURAL), BIEN COMÚN Y RECURSO ESENCIAL

A partir de la década de los sesenta del siglo pasado, la emigración de la población del campo a la ciudad o hacia fuera de las islas, la división de la propiedad, la falta de actividad económica en el medio rural y la histórica falta de sensibilidad e interés de las distintas administraciones hacia el patrimonio, propició, además del abandono de la actividad agrícola, la de los caseríos, las viviendas y el patrimonio etnográfico en el medio rural.

Sin embargo, y principalmente en las dos últimas década, se ha producido un fenómeno de «desarrollismo» constructivo en las zonas agrícolas. Enormes edificios de pisos (en numerosos municipios de Tenerife nos encontramos con el mismo diseño construido generalmente por las mismas empresa); segunda vivienda para los fines de semana; la proliferación de los adosados; viviendas unifamiliares clónicas con terreno alrededor; la edificación ilegal, tolerada por los ayuntamientos (muchas veces sobre las mejores tierras); y la destrucción o las malas rehabilitaciones y ampliaciones de las construcciones tradicionales, falseando las tipologías y los materiales originales y de esta manera destruyéndolas; han transformado el paisaje rural y a la mayoría de los pueblos y caseríos.

El imprescindible y necesario desarrollo del sector primario en las islas (con prácticas agroecológicas y en el camino de la seguridad y la soberanía alimentaria) va unido a la valorización y a la conservación de nuestra arquitectura tradicional.

Apenas podemos percibir los elementos característicos de la arquitectura tradicional, los cuales han dejado de integrarse en el entorno tanto natural como humano, devaluando el valor de estos bienes patrimoniales y muchas de las veces haciéndolo desaparecer definitivamente. Ya son muy pocas las viviendas tradicionales, así como otras construcciones rurales, que quedan en pie: las que no han desaparecido se encuentran en un estado lamentable de abandono.

Un reflejo del enorme cambio que ha sufrido la cultura tradicional y de las consecuencias de perder la memoria.

En el número 4 de Rincones publicamos un artículo-propuesta titulado “La arquitectura tradicional en el medio rural”, que fue el germen de estos tres números monográficos. Fue un trabajo colectivo en el que participó un pequeño grupo de personas, enamoradas y conocedoras de la arquitectura popular, que respondieron a un amplio cuestionario que les hicimos llegar. En él publicamos una serie de propuestas que hemos ido ampliando y enriqueciendo.

No somos conscientes de nuestros límites y de los límites de nuestro territorio. No nos conformamos con esparcir nuestras viviendas, nuestras urbanizaciones, nuestros centros comerciales, nuestras infraestructuras. No nos saciamos con dejar nuestra huella indeleble en el paisaje natural, rural y urbano, con destruir el patrimonio arquitectónico y etnográfico de siglos, sino que abandonamos la agricultura, reducimos año a año la superficie cultivada, primamos las importaciones y exportaciones sobre la producción propia, y así, aumentamos cada día la dimensión posible de un evento catastrófico que el cambio climático hace más probable.” (“Territorio y compromiso” )

Faustino García Márquez

 

Y lo que sueño es una idea de la dignidad, de la decencia, cumplir unos ciertos ideales. Que la política no se dedique a privatizarlo todo. Declarar patrimonio de la humanidad la asesinada costa española, que fue hermosísima. Eso tiene que ver con la esperanza y el futuro. Yo no me imagino una esperanza acementada.

Emilio Lledó

La manera más efectiva de destruir el sentido de identidad de los pueblos es borrar el pasado, desmantelar y fragmentar sistemáticamente las historias que hasta el momento se han narrado entre sí acerca de sus propias vidas”.

John Berger

Decía Pier Paolo Pasolini –que fue un ferviente amante y defensor del mundo rural y de la cultura campesina–: “Para compensarme, bastará con que vuelva a la cara de la gente la manera antigua de sonreír; el antiguo respeto a los demás que era respeto a sí mismos; el orgullo de ser lo que su propia cultura ‘pobre’ enseñaba a ser”.

Se está produciendo una refundación oligárquica del poder, en realidad vivimos en una especie de régimen neo-caciquil o neo-feudal disfrazado de democracia. Un régimen en el que lo público se pone al servicio de intereses privados, como ocurre en los megaproyectos que no podrían desarrollarse sin el apoyo, directo e indirecto, del poder político. En este contexto, el crecimiento económico no supone ya mejoras generalizadas de la calidad de vida de los ciudadanos, sino más bien todo lo contrario, pues éstos tienen que sufragar el festín de plusvalías, comisiones, contratas y peajes que ese crecimiento origina”.

José Manuel Naredo

La anulación del pasado es la gran tragedia del hombre moderno y la recuperación de la escala humana es la gran necesidad”.

La idiosincrasia de un pueblo va perdiéndose según avanza la imparable destrucción de todo lo que conforma su identidad. El nivel básico de identificación es el espacio, tanto el entorno físico como el formado por los hombres a través del tiempo. Preservarlo con mimo sería entender la historia como continuo e imprescindible valor del presente”.

Fernando Gabriel Martín

 

Ideas y propuestas

– Protección del patrimonio natural y de la biodiversidad de las islas. Programas educativos y divulgación para la ciudadanía y los estudiantes de los valores paisajísticos, naturales y culturales de los espacios naturales. Control y erradicación de plantas invasoras. Repoblación forestal en lugares desforestados y expuestos a la erosión. Gestión forestal ecológica. Medidas contra la erosión y la desertificación. Planes de restauración y recuperación de zonas degradadas en espacios naturales protegidos. Control y vigilancia exhaustiva de cualquier tipo de construcción en los espacios naturales protegidos.

– Frenar la destrucción del territorio y trabajar en la revitalización del medio rural y la reconstrucción y rehabilitación de los paisajes degradados. Restauración y limpieza de la zona costera y el litoral. El cuidado y la calidad del paisaje debe ser un objetivo prioritario, de primer orden, pues incluye en sí mismo otros muchos objetivos esenciales para un futuro digno y una mejor calidad de vida. Debemos preservarlo para las generaciones futuras y dotarlo de las necesarias herramientas jurídicas que garanticen su conservación, desarrollando mecanismos de protección y de sensibilización. Es la base en la que se sustenta el turismo, principal industria del archipiélago.

– Realizar políticas de preservación de la diversidad cultural y natural. Integrar los objetivos de calidad paisajística en todas las políticas relacionadas con el territorio: medio ambiente, agricultura, silvicultura, transportes, industria, turismo, desarrollo social y cultural… Buscar mecanismos de coordinación y colaboración entre las diferentes administraciones, instituciones, asociaciones, profesionales…

– Propiciar una visión más amplia y profunda del patrimonio: el patrimonio como el lugar de la memoria, herencia e identidad cultural de un pueblo ligada indisolublemente al territorio en el que vive, trabaja y se desarrolla, al paisaje natural, que transforma y adapta a sus necesidades y cuyo resultado es paisaje cultural. Interpretar y revalorizar este recurso y sus peculiaridades específicas para poder ofrecerlo a los visitantes locales, a los turistas y a los estudiantes.

– Como elemento que embellece y complementa el paisaje antropizado de las islas, la conservación de la arquitectura tradicional revaloriza el paisaje, invita a conocerlo, apreciarlo y amarlo, tanto al habitante de las islas como al visitante. Reclamamos el derecho a la belleza, a vivir en un ambiente digno, sano, y rodeados de un paisaje hermoso y armonioso que incrementa la calidad de vida y la felicidad de sus habitantes.

– El primer paso para valorar, proteger y conservar nuestra arquitectura tradicional es conocerla. Como tradicional, esta arquitectura transmite el conocimiento y los valores de nuestro pasado que se fueron transmitiendo generación tras generación; es una parte imprescindible de nuestras raíces culturales. Este elemento patrimonial, tan unido al paisaje eminentemente agrícola de las islas, se inserta como uno de los bienes esenciales para conservar lo local, nuestra cultura, tradiciones y memoria frente al vacío y a la clonación y homogeneización del mundo globalizado. ¿Qué señas de identidad, qué memoria, qué pasado y qué presente dejaremos a las futuras generaciones si seguimos maltratando nuestro territorio y dejamos que desaparezca nuestro paisaje y patrimonio?, ¿qué les quedará?, ¿la nada?, ¿el “no lugar”?

– Recoger todas las historias del lugar (la memoria colectiva, la tradición, el conocimiento vernáculo), investigar e inventariar todos los recursos patrimoniales y tradiciones culturales con la participación de la comunidad: los niños en la escuela, los jóvenes en el instituto, las mujeres y los hombres del pueblo, los sabios de la tierra, algunos expertos (historiadores, geógrafos, antropólogos, etnógrafos, biólogos, sociólogos), etc., “construcción de saberes” para luego transmitirlos para el aprendizaje colectivo con las herramientas adecuadas (medios audiovisuales, etc.) y de una forma clara, amena y divulgativa. Es muy importante resaltar que hay que evitar el convertir el lugar en una especie de parque temático; no conviene la afluencia masiva de turistas, convirtiendo el pueblo en un mercadillo enfocado hacia el turista. Conocemos lugares en las islas donde esto ha ocurrido y se ha perdido la esencia del lugar, la tranquilidad, su cultura y la autoestima de la comunidad. Es conocida la frase de José Saramago: “Turismo de calidad es aquel que visita los lugares que se respetan a sí mismos”.

– Son muchas y diversas las actividades relacionadas con el turismo que se pueden potenciar: el turismo rural, el agroturismo, ecohoteles, turismo de salud, gastronómico, deportivo, de montaña y aventura, granjas terapéuticas, el senderismo (que implica el inventario, la recuperación, restauración y mejora de la antigua red de caminos, así como dar a conocer sus  valores históricos y culturales); el turismo cultural y educativo basado en el patrimonio, en la cultura tradicional, en el patrimonio natural: flora autóctona y arbolado, fauna, geología, etc. Un turismo de calidad, que permanezca más tiempo y tenga un mayor y más directo contacto con la gente y un mejor conocimiento del territorio. Un turismo que vuelve de nuevo pues crea lazos emotivos y se enamora del lugar.

– Existe un mercado para el turismo que busca experiencias de trabajo voluntario de tipo rural, un sector que busca conocer a fondo la cultura del país que visitan y ven en el voluntariado una forma de acercarse al destino de una forma más plena, personas que no ven en el turismo de sol y playa una opción atractiva. La propuesta, por tanto, iría encaminada a utilizar haciendas en desuso, con sus campos de cultivo colindantes, para proporcionar posibilidades de trabajo rural de diverso tipo (ganadería, recolección, almacenamiento, riego, clasificación de cultivos, siembra…) que requieran de diferente grado de esfuerzo físico y de tiempo. Esta actividad se podría completar con la oferta de alojamiento temporal en la propia hacienda, cursos de idiomas, talleres de labores agrarias y ganaderas tradicionales e incluso excursiones a lugares que tengan que ver con la historia, las tradiciones y las actividades rurales de las islas.
El objetivo sería, por tanto, ofrecer una opción turística que acerque al visitante a las tradiciones rurales y culturales de las islas, al tiempo que ayuda a reactivar parte de las actividades en peligro de desaparición, dando nuevos usos a las instalaciones agrarias en proceso de deterioro y ayudando a concienciar sobre la importancia de la conservación del medio ambiente y el paisaje tanto a canarios como a extranjeros.

– La protección y conservación del cada día más escaso patrimonio arquitectónico tradicional en el medio rural y el patrimonio agrario en general como elemento que embellece, complementa y revaloriza el paisaje de las islas. Es urgente llevar a cabo acciones orientadas al conocimiento, recuperación, rehabilitación y conservación de este precioso patrimonio, desarrollando los mecanismos e instrumentos necesarios para ello. “Humanizar y ennoblecer el hábitat del hombre”. Legislación que lo proteja, vigilancia y penalización de la destrucción del patrimonio.

– Destrucción, abandono, incendios, restauraciones incorrectas, nuevos materiales inapropiados y un uso excesivo del cemento, son las principales causas de la pérdida de nuestro patrimonio arquitectónico tradicional. Su conservación y recuperación pasa por una mayor conciencia y conocimiento de su gran importancia y valor. Aunque escasos, existen algunos ejemplos de buenas rehabilitaciones, con los materiales correctos y originales utilizados en la obra primigenia (básicamente cal, piedra y madera) y cuyo resultado final incrementa notablemente el valor, la solidez y la calidad de la construcción, además de las cualidades bioclimáticas y saludables (bioconstrucción) de dichos materiales. Los materiales tradicionales son perfectamente aptos para su uso en la actualidad, pero han sido desdeñados tanto en las nuevas construcciones como en la rehabilitación, lo que ha producido un cambio negativo en la imagen exterior, a la vez que nos impide disfrutar de todos aquellos beneficios que además conlleva el uso correcto de dichos materiales (estética, mimetismo, aislamiento, eficiencia energética: una correcta temperatura en verano y en invierno, ausencia de materiales tóxicos, etc.).

– Conservación del entorno cercano en el que se encuentra la arquitectura a proteger, sin desvirtuarlo y restaurándolo en la medida de lo posible, cuidando y rehabilitando la flora autóctona, plantando árboles (preferentemente de la flora local) que además cumplen la función de barrera eólica y solar y ayudan a frenar la erosión.

– Plantación de arbustos y arbolado junto a las carreteras, como se hacía en el pasado (de forma cuidadosa y previendo el tamaño que alcanzarán y la distancia entre ellos) preferentemente de la flora local (pinos, sabinas, cedros, palmeras, dragos, balos, etc. en función de las islas, las zonas y la altitud). Profesionales preparados que lleven su mantenimiento y que realicen las podas necesarias y de forma correcta evitando las podas drásticas, innecesarias y los rasurados que con tanta frecuencia se realizan. Escuelas y talleres de jardinería profesional para jóvenes. Manual de buenas prácticas de poda y jardinería, utilizando productos naturales y no tóxicos. Creación de nuevos jardines arbolados (principalmente con árboles de la flora local y árboles frutales): que sean lugares para el ocio, para pasear, para el contacto con la naturaleza. Fomentar el arbolado en las ciudades y pueblos, creación de más zonas verdes y ajardinadas y arbolado de calles, avenidas y plazas, así como en colegios e institutos, con acciones que impliquen al vecindario y al alumnado en estas tareas de “reforestación urbana”.

– Promover la creación de aulas de investigación, rescate y divulgación del patrimonio cultural y las tradiciones: la etnografía (por ejemplo la medicina popular, la artesanía, los juegos y deportes tradicionales, etc.), la agricultura tradicional y ecológica, la arquitectura vernácula, la gastronomía tradicional y creativa, la botánica…, superando el tópico de que la cultura popular y las tradiciones son algo del pasado y vinculándolas a la cultura contemporánea pues son fuente fundamental para que ésta sea auténtica, profunda, con raíces, contenido y sensibilidad propia.

– Fomentar y rescatar del olvido los contenidos canarios en la escuela. Promover un tratamiento riguroso y digno de los mismos, potenciando, difundiendo y valorando la riqueza y la diversidad de nuestro patrimonio natural y cultural, integrándolo en los programas educativos. Dotar, desarrollar y enriquecer las bibliotecas y mediatecas de estos contenidos, con fórmulas dinámicas y efectivas. Se debe potenciar el conocimiento del patrimonio y sensibilizar a los estudiantes sobre la necesidad de preservar los valores paisajísticos y patrimoniales y la toma de conciencia sobre la incidencia de la acción humana en el medio natural.

–  Apoyo a la cultura, una cultura creativa, participativa, diversa, rica y que nos enseñe a conocer y valorar el patrimonio del pasado. Fomento de la lectura.

Energía

– Las islas tienen abundantes recursos energéticos renovables. Es imprescindible avanzar hacia la soberanía energética a través de un nuevo modelo energético basado en las energías naturales, limpias y renovables favoreciendo los proyectos cooperativos y comunitarios. Trabajar en un plan energético alternativo de transición hacia un nuevo modelo 100 % renovable apoyado en nuestros abundantes recursos energéticos, más económico, más democrático, más transparente y mucho más saludable.

–  Seleccionar en cada una de las islas aquellas tecnologías más adecuadas para configurar el mix que mejor resuelva los problemas de cada sistema eléctrico insular.

– Un mayor protagonismo de la ciudadanía en la gestión de su electricidad, tanto en generación como en consumo, con una planificación y gestión democrática y pública. Campañas institucionales y en la escuela para concienciar y sensibilizar en la importancia del ahorro y la eficiencia energética.

– Introducción de las energías renovables en los edificios de las administraciones y apoyo y facilidades para su instalación en los inmuebles de particulares y empresas favoreciendo la autosuficiencia y la autonomía energética. Impulsar una nueva cultura energética basada en el ahorro y la eficiencia energética. Políticas de eficiencia energética y bioclimatismo aplicadas a la edificación, en la nueva construcción y en la rehabilitación. Reducción y un mayor control de la contaminación acústica en general y de la contaminación lumínica en calles, carreteras y autopistas.

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Transporte y movilidad

– Apuesta por un transporte público y colectivo, fluido, eficiente, barato (gratuito para las personas con vulnerabilidad económica) al servicio de los ciudadanos y accionado por energías renovables. Más carriles para autobuses y menos construcción de nuevas carreteras que devoran el territorio. Mayor desarrollo de carriles para bicicletas en ciudades, pueblos y en carreteras comarcales en los que se puedan adaptar, con las debidas protecciones y garantías de seguridad.

Canarias depende totalmente del petróleo que viene exterior, por lo que problemas de desabastecimiento o encarecimiento del mismo debido a su agotamiento o a la geopolítica, provocarían un autentico colapso económico y social, que por lo que es absolutamente prioritario avanzar lo más rápidamente posible hacia la autonomía y soberanía energética.

 

Compostaje, reciclaje y gestión de los residuos.

– Reducir, reutilizar y reciclar. Gestión sostenible de los residuos: Recogida sostenible y selectiva, compostaje y reciclaje. Generalizar la recogida de la materia orgánica de los hogares, restaurantes y jardines privados y públicos para la elaboración de compost. Campañas educativas en la escuela y para la población. No a la incineración de los residuos, por peligrosa y contaminante. Mejora, ampliación y una mayor eficiencia y control de la red de puntos limpios.

 

Turismo sostenible (de verdad) con empleos dignos.

Algunas propuestas relacionadas con el turismo rural las podemos encontrar en el apartado  de la protección del patrimonio.

– Apostar por un turismo realmente sostenible, responsable y de calidad, un turismo ambiental comprometido con las personas y el entorno, que genere mayores beneficios económicos y bienestar para la población local; mejores las condiciones de trabajo; contribuya al disfrute, el conocimiento y la conservación y del patrimonio natural y cultural y de la biodiversidad.

– Rehabilitación de la planta alojativa obsoleta apostando por un turismo de calidad. Protección del suelo agrario y de las costas parando la creación de nuevas camas hoteleras.

– Compartir el empleo, jornadas de menos horas. Mismos sueldos para hombres y mujeres. Calidad, equidad, dignidad y buenas prácticas en el empleo, que además de otras muchas cosas importantes, produce una mejor calidad del servicio.  Favorecer la participación de los trabajadores y trabajadoras en la toma de decisiones estratégicas de las empresas. El empleo y, en su caso, formación profesional de cuadros directivos locales, que muchas veces es ocupado por personal extranjero.

(Con frecuencia, un puesto de trabajo en el sector turístico implica jornadas laborales irregulares o demasiado extensas e intermitentes, mal remuneradas, con turnos abusivos, trabajo temporal y con falta de derechos sindicales). Las Kellys, un ejemplo de como se han organizado algunos colectivos afectados, en este caso las camareras de piso.

– Prácticas de Turismo Responsable en el que  todos los actores asuman la responsabilidad de aquello que los atañe y adopten las medidas a su alcance para hacer del turismo una actividad más sostenible: que minimice los impactos económicos, ambientales y sociales negativos; genere mayores beneficios económicos y bienestar para la población local;  mejore las condiciones de trabajo; contribuya positivamente a la conservación del patrimonio natural y cultural y al mantenimiento de la diversidad; proporcione experiencias más agradables para los turistas a través de conexiones más significativas con la población local y una mayor comprensión de los aspectos culturales, sociales y ambientales locales, que sea culturalmente sensible, promueva el respeto entre turistas y población local y contribuya al orgullo y la confianza local; reconozca la diversidad de las culturas, los hábitats y las especies autóctonas así como la diversidad del patrimonio natural y cultural como la materia prima esencial de la industria turística; facilite el acceso a personas con movilidad reducida; minimice el transporte de materiales y alimentos, adaptándose a la oferta local (una parte muy importante de los servicios (la comida) e instalaciones (materiales de obra) tienen un alto coste ecológico porque proviene del exterior, incluso de lugares lejanos; recurrir a la oferta local y regional apoya a la economía cercana y mejora el balance ambiental global). Realización de planes de eficiencia energética y utilización de las energías renovables en todas las instalaciones; planes de ahorro y reutilización de agua y residuos.

Declaración de Ciudad del Cabo (2002) sobre turismo responsable y otras fuentes

Un turista consume 3,8 veces más agua que un ciudadano/a de Lanzarote (Buades 2008).

Numerosos usos suntuarios ligados a la oferta turística (como los campos de golf, las piscinas o los parques acuáticos) disparan al alza los consumos. Un campo de golf exige tanta agua al año como una comunidad de 8.000 personas (GOB Mallorca 2000).

El turismo, bien gestionado, puede crear empleo decentes, proporcionar oportunidades de educación y ayudar a proteger el medio ambiente y el patrimonio cultural. Además de generar comprensión entre diferentes culturas”.

El turismo debería dedicarse no sólo a la evasión, sino también a la comunicación; permitirnos abandonar nuestra casa, y también encontrarnos en casa mientras estamos en el mundo

Edgar Morin

El buen nivel de conservación de los paisajes va estrechamente ligado al nivel de conocimiento, y por lo tanto de sensibilización del ciudadano. Conocimiento para que se produzca la conversión.


La imprescindible conversión del individuo: Humanismo, Ética y Espiritualidad

«No podemos esperar el mejor de los mundos, pero sí un mundo mejor»

Edgar Morin.

Aspirar a un mundo mejor nos exige trabajar para reformarlo y transformarlo, empezando con nosotros mismo, realizar un cambio interior para aprender y tratar de ser mejores, para vivir una vida digna que merezca ser vivida, para empatizar y cuidarnos mutuamente, para cooperar en vez de competir, para cuidar y respetar a todos los seres, para cuidar a la T-tierra que nuestros descendientes heredarán. Para una vida buena para el planeta y todos los seres que lo habitamos. Un mundo mejor no significa que seamos más ricos y acumulemos pertenencias, sino que dispongamos de lo necesario para vivir una vida buena y plena, compartiendo  respetando al planeta y a todos los seres que lo habitan.

Hay que cambiar los objetivos, los valores. El valor no es ya producción de bienes, sino de vida.
Manipular menos y acariciar más la naturaleza.
Un sujeto que no sea opresor de la mujer, ni violento culturalmente, ni destructor de la naturaleza, no nos engañemos, es un individuo que tiene que haber sufrido un cambio importante. […] tiene que ser un individuo que haya experimentado lo que en las tradiciones religiosas se llamaba una conversión.
Los cambios necesarios requieren pues una conversión, un cambio del individuo”.

Manuel Sacristán

“De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos. Pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la reforma de vida.”

Edgar Morin

El objetivo ya no es fundamentalmente el desarrollo de los bienes materiales, la eficacia, la rentabilidad y lo calculable, sino el retorno de cada uno a sus necesidades interiores, el gran regreso a la vida interior y a la primacía de la comprensión del prójimo, el amor y la amistad”.
Edgar Morin

Pero mientras hay vida, dice el viejo refrán, hay esperanza, y yo creo que es al revés. Mientras haya esperanza hay vida”.
Hay que inventar una nueva forma de humanismo para que los seres humanos tengamos esperanza. Para seguir pensando”.
Emilio Lledó

Los intelectuales no se instalan cómodamente en la realidad, ni se contentan con la realidad tal como es. Se preguntan cómo debe ser (momento ético) y buscan su transformación (momento de la praxis). Desestabilizan el orden establecido, despiertan las conciencias adormecidas y revolucionan las mentes instaladas.”

“Piensan la realidad desde la racionalidad y el análisis crítico y descubren en ella su carácter dialéctico: pobreza estructural e incremento de las desigualdades, y movimientos de lucha contra la pobreza ̧ globalización neoliberal y movimientos alterglobalizadores;

“Piensan la realidad desde la racionalidad y el análisis crítico y descubren en ella su carácter dialéctico: pobreza estructural e incremento de las desigualdades, y movimientos de lucha contra la pobreza ̧ globalización neoliberal y movimientos alterglobalizadores;desplazamiento de la democracia hacia la plutocracia y movimientos de regeneración democrática; pervivencia y radicalización del patriarcado, y respuesta del feminismo; depredación de la naturaleza y conciencia ecológica; neocolonialismo y nuevos procesos de descolonización ̧ choque de civilizaciones, diversidad cultural y diálogo entre culturas; fundamentalismos, guerras de religión y diálogo interreligioso; transgresión sistemática de los derechos humanos y cultura de estos derechos; violencia estructural y sistémica y propuesta de paz inseparable de la justicia; cara y cruz de las revoluciones científicas; increencia y despertar de las religiones; xenofobia y movimientos de hospitalidad; pensamiento crítico como alternativa al pensamiento único; conflicto entre razón instrumental y razón utópica.

Juan José Tamayo

Mesa redonda sobre Rincones del Atlántico en el Ateneo de La Laguna

Queridos/as amigos y amigas:

El miércoles 17 de septiembre a las 20:00 h. tendrá lugar en el Ateneo de La Laguna (Plaza de la Catedral, 3) una mesa redonda sobre Rincones del Atlántico.
Nos gustaría que viniesen para pasar un rato juntos, charlar y que vengan cargados con ideas y propuestas que nos ayuden a mejorar Rincones entre todos y todas.
Que nos contasen lo que es Rincones para ustedes, lo que cambiarían, lo que creen que falta, lo que hay que mejorar…
Ideas y sugerencias para los nuevos números (después de que aparezca el próximo y último tomo de «Arquitectura y Paisaje»): sobre el formato, la temática, el tamaño, el diseño, la periodicidad, la publicidad y difusión… y también nuevas ideas y fórmulas de financiación, que sigue siendo el principal problema, pues la parte económica (cubrir puntualmente todos los gastos) se lleva mucho tiempo y energía retrasando la aparición de cada nuevo número.
Al final de este próximo número, el tomo III, nos gustaría publicar una serie de ideas y propuestas que puedan contribuir para mejorar el futuro.
Desde que comenzamos la aventura de Rincones nuestra voluntad ha sido la de ofrecer ideas, plantar semillas que contribuyan a la preservación de nuestro paisaje y del patrimonio natural y cultural (y colaborar desde este rincón del Atlántico a la buena salud de nuestro planeta), para caminar juntos hacia una sociedad más justa y en equilibrio con la naturaleza, que proporcione una vida digna a quienes ahora vivimos aquí y a las generaciones futuras.  Por ello, en esta época que nos has tocado vivir y en la que urgen los cambios, en la que la sociedad está despertando y madurando y somos cada vez más conscientes de la necesidad de los mismos, nos parece una buena ocasión la salida del próximo número de Rincones del Atlántico, el tomo III de «Arquitectura y Paisaje» volumen final de este trabajo monográfico sobre arquitectura tradicional, para publicar, al final del mismo, una serie de propuestas que consideramos importantes para caminar juntos hacia un futuro mejor.
Les invitamos a venir a esta mesa redonda para charlar, debatir, enriquecer y mejorar estas ideas y propuestas.
Les esperamos. Hasta el miércoles.

IDEAS Y PROPUESTAS PARA UN FUTURO MEJOR

El primer número de Rincones del Atlántico vio la luz en diciembre de 2003, ya hace más de 10 años. Se puede decir que Rincones surge por sí misma, como una necesidad, un S.O.S. Como una reacción originada por la desolación y la indignación de asistir a la destrucción de nuestro bien común más preciado y del que depende el presente y el futuro de nuestros hijos y nietos: el paisaje y el territorio de las islas.

Rincones del Atlántico, nace con el propósito de transmitir, de una manera divulgativa, amena, didáctica, con rigor y calidad, la belleza de nuestro paisaje y la enorme importancia que tiene su conservación. Como una herramienta que contribuya a difundir el conocimiento, la valorización y la protección del paisaje y del patrimonio natural y cultural de las islas. Conocer para amar y amar para proteger y conservar. Cogemos en Rincones del Atlántico el testigo de otras publicaciones que admiramos y que nos precedieron, como “La Revista de Canarias”, publicada en la segunda mitad del siglo XIX por Elías Zerolo y en la que colaboraron: Sabino Berthelot, Nicolás y Patricio Estévanez, Víctor Pérez, Juan Bethencourt Alfonso, Domingo Bello y Espinosa, etc, y tantos otros para quienes reclamamos un necesario y merecido homenaje y que decía en su primer número, editado ahora hace más de 135 años: “Queremos que en los límites indicados pueda ser la expresión de nuestro país, de lo que éste es en la actualidad y de lo que puede ser. […] nos dirigimos a nuestros paisanos y solicitamos sin excepciones, su cooperación y su ayuda […] De no tener la seguridad de ese apoyo no hubiéramos intentado nuestra empresa”.

Nuestra voluntad ha sido, desde el primer número, la de ofrecer ideas y plantar semillas para contribuir a la preservación de nuestro paisaje y patrimonio (y colaborar desde este rincón del atlántico a la buena salud de nuestro planeta), para caminar juntos hacia una sociedad más justa y en equilibrio con la naturaleza que proporcione una vida digna a quienes ahora vivimos aquí y a las generaciones futuras. En el número dos publicamos una encuesta a los operadores de agricultura ecológica en la que se hacían propuestas para el impulso del sector y de la soberanía alimentaria de las islas. En el número 3 sobre sostenibilidad y política energética, en el número 4 publicamos un artículo-propuesta titulado “La arquitectura tradicional en el medio rural”, que fue el germen de estos tres números monográficos sobre arquitectura tradicional. Fue un trabajo colectivo en el que participó un pequeño grupo de personas conocedoras del tema y en el que se publicó un amplio número de propuestas para la conservación del patrimonio arquitectónico  y la dinamización del medio rural. En el número doble 6/7 publicamos el artículo “Marco para una nueva política de movilidad e las islas Canarias” con diversas propuestas para un sistema de transporte sostenible en las islas. Además de varios artículos-propuesta sobre el sector primario: Mercado local, soberanía alimentaria, agroecología, patrimonio,  y donde también algunos agricultores y agricultoras ecológicos nos hablan de su propia experiencia.

Por ello, y en esta época que nos ha tocado vivir y en la que urgen cambios, en la que la sociedad está despertando y madurando y somos cada vez más conciente de la necesidad de los mismos, nos parece una buena ocasión la salida del próximo número de Rincones del Atlántico, el tomo III de “Arquitectura y Paisaje” volumen final de este trabajo monográfico sobre arquitectura tradicional, para publicar, al final del mismo, una serie de propuestas que consideramos importantes para caminar juntos hacia un futuro mejor.

El paisaje constituye uno de los valores más importantes de la relación de los individuos y las sociedades con su entorno y que contribuye, cuando las cosas se hacen de manera correcta y respetuosa, para mejorar el bienestar, la autoestima, la identidad y la calidad de vida de los ciudadanos. Es un derecho vivir en un entorno digno, saludable, bello, en equilibrio con la naturaleza y un deber de todos los ciudadanos y de las administraciones hacer lo necesario para mantenerlo así.

Es además un recurso económico que no cuesta nada y además ya está ahí y es una fuente de empleo en el que determinadas actividades: turísticas, recreativas y de ocio se desarrollan, además del que genera su mantenimiento y cuidado. Y por supuesto, junto a la actividad agrícola, que cuando es diversificada y se adapta a las características de cada territorio (y no es intensiva o en invernaderos), participa de manera relevante en su puesta en valor.

Es esencial conocer y fomentar la importancia que tiene la preservación del paisaje, del patrimonio natural y cultural. Sensibilizar a los estudiantes y a la sociedad en general de la necesidad de proteger los valores paisajísticos y tomar conciencia de la incidencia de la acción humana en el medio natural. Apostar por la calidad del paisaje es apostar por la calidad de vida de la población que habita esos territorios.

Les invitamos a venir el próximo miércoles a esta mesa redonda para conocer y para ayudarnos a enriquecer y a mejorar estas ideas y propuestas.

 

Arquitectura y Paisaje. Tomo II: Texto de presentación

PRESENTACIÓN

Del árbol antiguo arrancado por el viento

nunca se vio el final de sus raíces;

eran como una esperanza grande,

y destruida.

José Jiménez Lozano1

Queridos/as amigos y amigas de Rincones del Atlántico:

Gracias por seguir ahí, por la espera, por la paciencia y la confianza en que al final este día llegaría y tendrían en sus manos este nuevo ejemplar de Rincones. Esperamos que les guste y que el tiempo empleado haya merecido la pena.

El proyecto inicial de este número de Rincones del Atlántico, la segunda parte de Arquitectura y Paisaje, preveía un solo volumen, pero al ir construyéndolo capítulo por capítulo ha crecido más de lo esperado y ha pasado a tener alrededor de 900 páginas, por lo que de nuevo hemos tenido que dividirlo en dos volúmenes (tomo II y tomo III).

La razón principal de este incremento de páginas, además de la gran cantidad de fotografías que habíamos preseleccionado y que ya habían hecho crecer mucho a los artículos, fue la decisión de incluir dentro del tomo las fotografías de “Ayer y hoy”, que son una comparativa de imágenes antiguas y actuales en las que podemos ver la transformación de nuestros caseríos y pueblos al cabo de 50, 80 o incluso más de 120 años. Teníamos la idea de hacer más adelante un libro dedicado a la transformación del territorio de las islas con fotografías aéreas y con estas fotos comparativas, pero después de incluir algunas de estas imágenes, pensamos que añadir al final de cada isla un amplio número de ellas sería un buen complemento a este “catálogo” de arquitectura tradicional, aportando además un mayor atractivo e interés. Así que decidimos incluir este material dentro de estos dos tomos de Arquitectura y Paisaje, lo que nos ha llevado a tener que realizar la mayoría de las fotografías actuales de la comparativa. Esto ha sido posible gracias a la ayuda inestimable de los amigos que nos acompañaron a localizar muchos de los lugares y a los que nos ayudaron realizando las fotografías en sus islas o comarcas cercanas, como Stephan Scholz en Fuerteventura, Sixto Sánchez Perera en El Hierro, Marcos Bello García en el sur de Tenerife o Arnoldo Santos Guerra en La Palma y en el noreste de Tenerife. Este último amigo, haciendo honor a sus apellidos, no sólo ha estado involucrado desde el principio, sino que ha sido un puntal imprescindible en los últimos meses, participando, además de con sus fotografías, también en las correcciones, localizaciones, preparación de los mapas, apoyo moral, etc.

No ha sido siempre posible realizar la nueva fotografía desde el lugar en el que el primer fotógrafo puso su cámara, pues, o bien el cemento ha ocupado ese mismo sitio, o edificaciones, árboles, etc. tapaban la vista y nos exigían desplazarnos hasta un punto, lo más cercano posible, que tuviese mejor visibilidad. Tuvimos que localizar el pueblo o paraje que correspondía a muchas de las fotografías antiguas que estaban sin identificar, y aun así nos quedaron unas pocas por encontrar (páginas 278, 286 abajo derecha o 302 abajo); les animamos a buscarlos y si los encuentran los publicaremos en el próximo número junto a la fe de erratas de los tomos I y II. Igualmente les agradeceríamos que nos indicasen si observaran algún error en las localizaciones de otras fotos, lo cual es posible porque son cerca de dos mil fotografías.

En los pies de fotos aparece, después de la ubicación de cada una de las fotografías, el municipio al que pertenece ese lugar, lo que no quiere decir, obviamente, que esté en el núcleo de la cabecera municipal; en los mapas, al final de cada artículo, se puede localizar la situación de los principales lugares y caseríos mencionados.

Debido a estos cambios y aportaciones, al incrementarse en un 60 % el número de páginas y tener que hacer dos encuadernaciones, se elevó bastante el nuevo presupuesto, lo que hizo imposible sacar los dos tomos a la vez. Por ello determinamos que lo más sensato sería sacar primero uno y el otro algo más tarde, cuando acabásemos de pagar el primero.

¿Cómo dividir el libro en dos partes? Una división aleatoria, basada únicamente en incluir los capítulos terminados, resultaría algo desorganizado, así que decidimos hacer una división geográfica. Por una mera razón práctica resolvimos empezar por las islas occidentales que ya estaban casi terminadas. Por tanto, este tomo II abarcará la información sobre El Hierro, La Gomera, La Palma, Tenerife y las haciendas occidentales; y el III se ocupará de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote, las haciendas orientales y el capítulo final que recogerá una amplísima bibliografía sobre arquitectura canaria.

La idea es que el tomo III vea la luz a finales de este año 2014 (debido al tiempo que en estos momentos debemos dedicar a la promoción y venta del tomo II, esperamos publicar el tomo III en el otoño de 2015). Por ello, la campaña de suscripción y micromecenazgo (crowdfunding) ha sido reformulada con los nuevos cambios para las personas que quieran seguir apoyando el proyecto y terminará cuando publiquemos el tomo III. Para conocer las distintas opciones y las ventajas que se obtienen al participar en ella, pueden consultar la información en nuestra página web: www.rinconesdelatlantico.com.

Nos gusta este sistema de patrocinio, comunitario, transparente y de cooperación y apoyo mutuo, que permite que muchos sueños y proyectos puedan hacerse realidad, beneficiándonos todos, en una sociedad en la que se incentiva lo contrario: el individualismo, la opacidad, la codicia, la insolidaridad… De forma parecida, a través de suscripciones y gracias al apoyo de muchas personas, en los siglos XIX y XX numerosas publicaciones pudieron ver la luz. Este fue el caso de la primera edición del Diccionario de historia natural de las islas Canarias de Viera y Clavijo, de la Historia natural de las islas Canarias de Webb y Berthelot, y de tantos periódicos y revistas que admiramos y que nos han precedido. Con la cooperación y la ayuda mutua, nuestros antepasados, protagonistas de este libro, lograron sobrevivir en tiempos de escasez y también progresar en épocas mejores. Nosotros hemos querido seguir su ejemplo, pues creemos en la gran energía transformadora de la solidaridad humana.

Ya habrán visto en las páginas anteriores la lista de los agradecimientos. Sin el apoyo y la colaboración de todas estas personas, empresas y entidades, estos dos tomos nunca hubieran podido ver la luz. Aunque nos gustaría poder nombrar de nuevo a todas individualmente y contar aquí lo importante que ha sido la ayuda de cada una de ellas, el limitado espacio de estas dos páginas no nos lo permite. Sin embargo, no podemos dejar de agradecer especialmente el trabajo realizado por los autores de los textos: Sixto, Ruth, Ana, Lourdes y Jesús por el compromiso, la paciencia y el coraje que han tenido para involucrarse en un estudio que en estos días –que no son los mejores para la investigación– no despierta amores ni pasiones. Sus artículos han sido el hilo conductor y la estructura imprescindible para poder construir sobre ellos esta obra.

Al equipo técnico: maquetadoras, informático, corrector, consejo asesor, personal de la imprenta… por su dedicación y por el trabajo bien hecho.

A quienes nos acogieron en sus casas, y a quienes nos acompañaron y guiaron por caseríos, comarcas e islas para juntos descubrir singulares construcciones y bellos lugares, muchos abandonados o transformados por el cambio radical de la forma de vida en los últimos 40 años.

A los amigos fotógrafos, coleccionistas, archiveros, etc., que con gran generosidad han aportado tantas imágenes preciosas e indispensables.

A Leví García Romero, que nos ayudó con los primeros borradores de los mapas, y a Juan Israel García Cruz, que realizó los definitivos dedicándoles muchas horas de trabajo.

Agradecemos a todas y a todos la confianza y la paciencia que han tenido, y muy especialmente al montón de amigos y amigas que han colaborado en todos los sentidos: en la campaña, como mecenas-suscriptores, difundiéndola, asesorándonos, aportando las recompensas para la misma. A los pintores y amigos: Santiago Alemán, Imeldo Bello, Cristóbal Garrido, y una especial mención a Miguel González, que también hizo de guía, consejero, anfitrión, y nos donó varias de sus preciosas acuarelas, algunas de las cuales adornan las página de este libro. A las empresas colaboradoras: Deranet Hosting, Calimadigital, Patea Tus Montes, Bioenergysolar Los Realejos y Hoya del Navío, por su generosa colaboración en la campaña. A los organismos y empresas copatrocinadoras: Cabildo de Tenerife, Cabildo de Lanzarote, TBN. Ingeniería de Mantenimiento Industrial, Fundación Diego de Sagredo, Hotel Hacienda de Abajo, Las Casas del Camino Real, por su apoyo y confianza.

Y finalmente, gracias a ustedes, queridos/as lectores y lectoras, que tienen este libro en sus manos y a quienes va dirigido. Esperamos y deseamos que les guste y que disfruten de él. Como les hemos contado, ha sido hecho entre muchas personas, con amor, pasión, trabajo, tiempo, ¡cuánto tiempo, trabajo, pasión y amor de tantas generaciones que nos han precedido guarda entre sus páginas! Un pequeño cofre de papel que encierra una gran cantidad de tesoros, muchos de los cuales ya no volveremos a ver (excepto en fotos), ni a tocar, ni a disfrutar. Y al que se le ha pegado algo del maravilloso trabajo artesano que realizaron nuestros antepasados.

Podríamos haber seguido indefinidamente mejorándolo y enriqueciéndolo, pues se queda fuera mucho material y también rincones por visitar, pero entonces nunca lo habríamos terminado; había que parar en algún momento y dejar que saliera. Lo hemos hecho lo mejor que hemos sabido y podido, con nuestra mejor voluntad y empeño. Era un reto y una responsabilidad hacerlo y mostrarlo dignamente: los protagonistas son nuestros antecesores y el mérito es suyo. Ellos nos legaron este precioso patrimonio, fruto de la tradición, del buen gusto y del conocimiento que generación tras generación se fueron transmitiendo. Nosotros sólo queremos mostrar una pequeña parte de ese pasado para aprender un poco de él y así conocernos, saber quiénes somos, de dónde venimos, y recibir un poco de esa savia antes de que nos arranquen definitivamente de nuestras raíces.

Sobre la tierra, húmeda y oscura del camino sombrío,

las huellas de mis pasos apenas dejan marcas.

La hierba que crece entre los adoquines

se levanta de nuevo detrás de las pisadas.

El olor de las bodegas, que impregnaba hasta las piedras de la calle,

no volverá a confortar a mis sentidos.

 

Ya nadie desgasta las lozas del patio ni cruje la blanca madera del

corredor.

Las cristaleras de colores, escondite de sueños infantiles,

ya no reflejan en la sala la calidez naranja de sus rombos;

ni el leve susurro de las helechas acaricia el aire del patio vacío.

Algunas viejas revistas, rotas y carcomidas, en el fondo del baúl,

medio abierto y cubierto del polvo que cae del techo del sobrado.

 

Desde la galería del granero contemplo los tejados,

tejados de crepúsculo, que el sol ha iluminado cada día,

y que ahora la sombra cubre con su manto oscuro.

Mientras, unos gorriones regresan al nido, entre las tejas,

y una joven lechuza, que comienza su jornada, los sobrevuela.

Arquitectura que se genera en la colectividad, que es expresión unitaria del grupo social, la casa es también la muestra más visible y numerosa de la cultura popular, la que domina en el medio natural y redefine el paisaje.

En los edificios insulares asombra la adecuación al ambiente físico, el diálogo respetuoso con el entorno que proporciona la subsistencia. […] Algunos reductos, pocos ya, mantienen aún esa armonía entre el medio físico y el cultural, entre civilización y naturaleza”2.

La manera más efectiva de destruir el sentido de identidad de los pueblos es borrar el pasado, desmantelar y fragmentar sistemáticamnete las historias que hasta el momento se han narrado entre sí acerca de sus propias vidas”.

John Berger

 

1 Jiménez Lozano, José. La estación que gusta al cuco. Valencia: Pre-textos, 2010, p. 88.

2 Martín Rodríguez, Fernando Gabriel. “Cultura e identidad: la arquitectura tradicional acorralada”. En: Homenaje a José Pérez Vidal. La Laguna: Universidad de La Laguna, 1993, p. 522.

Publicación del libro Cáscaras y empleitas: la cultura quesera tradicional de la isla de La Palma

El sello editorial palmero Cartas Diferentes Ediciones ha publicado la monografía de Antonio Javier González Díaz, “Cáscaras y empleitas: la cultura queresa tradicional de la isla de La Palma”, un riguroso trabajo de investigación de más de 400 páginas, ampliamente ilustrado y que seguramente suponga el estudio etnográfico más profundo que se haya realizado sobre un queso español.

Antonio Javier González Díaz, su autor, es Maestro Quesero, Ingeniero Técnico Agrícola, Graduado en Ingeniería Agropecuaria y del Medio Rural y Licenciado en Ciencias Ambientales. Agente de Extensión Agraria del Cabildo de La Palma desde 1993, es colaborador de la Academia Canaria de la Lengua, participó en la creación de la Denominación de Origen Queso Palmero y fue su presidente durante once años.

Cabe recordar que La Palma posee una Denominación de Origen de quesos desde finales del año 2000: la Denominación de Origen Queso Palmero o Queso de La Palma, reconocida desde el año 2002 en el Registro de Denominaciones de Origen Protegida, con el máximo galardón con que puede ser reconocido un producto agroalimentario a nivel europeo. La Denominación de Origen Queso Palmero protege y promociona los quesos elaborados en los catorce municipios de la isla, a partir de la leche de cabras de raza palmera, una raza muy rústica y adaptada a la abrupta orografía insular. En la actualidad la Denominación de Origen Queso Palmero ampara a 31 queserías artesanales repartidas por toda la isla.

La monografía “Cáscaras y empleitas” pretende recopilar, plasmar y valorizar el conocimiento quesero tradicional de la isla como parte de su patrimonio; en especial de preservar la cultura y forma tradicional de elaboración del queso La Palma y ha contado con la colaboración de los ayuntamientos de Garafía, Breña Alta, Puntagorda, Puntallana, El Paso, Los Llanos de Aridane, Fuencaliente y Breña Baja.

La publicación de “Cáscaras y empleitas: la cultura quesera tradicional de la isla de La Palma” ha sido patrocinada por Ader La Palma a través del Programa Leader para el Desarrollo Rural de Canarias y supone el volumen 5 de la colección de Cartas Diferentes Ediciones “Decires: cuadernos palmeses de folklore”, cuyo último número, publicado en 2013, trató acerca de la Danza del Diablo de Tijarafe.

Comenzamos la campaña para publicar el tomo III de Arquitectura y Paisaje

“Arquitectura y paisaje. La arquitectura tradicional en el medio rural de Canarias. Tomo III”

Del árbol antiguo arrancado por el viento
nunca se vio el final de sus raíces;
eran como una esperanza grande,
y destruida.

José Jiménez Lozano1

Queridos amigos y amigas de Rincones del Atlántico:

Muchas gracias a todas y a todos por el apoyo, la paciencia y la confianza en que al final este día llegaría y que el nuevo número de Rincones del Atlántico, el tomo II de Arquitectura y Paisaje vería la luz.

El proyecto inicial de este número de Rincones del Atlántico, la segunda parte de Arquitectura y Paisaje, preveía un solo volumen, pero al ir construyéndolo capítulo por capítulo ha crecido más de lo esperado y ha pasado a tener más de 900 páginas, por lo que como saben hemos tenido que dividirlo en dos volúmenes (tomo II y tomo III).

La razón principal de este incremento de páginas, además de la gran cantidad de fotografías que habíamos preseleccionado y que ya habían hecho crecer mucho a los artículos, fue la decisión de incluir dentro del tomo las fotografías de “Ayer y hoy”, que son una comparativa de imágenes antiguas y actuales en las que podemos ver la transformación de nuestros caseríos y pueblos al cabo de 50, 80 o incluso más de 120 años.

Debido a estos cambios y aportaciones, al incrementarse en un 60 % el número de páginas y tener que hacer dos encuadernaciones, se elevó bastante el nuevo presupuesto, lo que hizo imposible sacar los dos tomos a la vez. Por ello determinamos que lo más sensato sería sacar primero uno y el otro algo más tarde, cuando acabásemos de pagar el primero.

¿Cómo dividir el libro en dos partes? Por una mera razón práctica resolvimos empezar por las islas occidentales que ya estaban casi terminadas. Por tanto, este tomo II abarca la información sobre El Hierro, La Gomera, La Palma, Tenerife y las haciendas occidentales; y el III se ocupará de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote, las haciendas orientales y el capítulo final que recogerá una amplísima bibliografía sobre arquitectura canaria y una miscelánea con otros artículos relacionados.

El tomo III ya está muy avanzado y nuestro propósito es publicarlo en el otoño de 2015. Por ello, la campaña de suscripción y micromecenazgo (crowdfunding) ha sido reformulada con los nuevos cambios para las personas que quieran seguir apoyando el proyecto y terminará cuando lo publiquemos. Para conocer las distintas opciones y las ventajas que se obtienen al participar en ella, pueden consultar a la derecha las distintas aportaciones y las recompensas que les corresponden.

Nos gusta este sistema de patrocinio, comunitario, transparente y de cooperación y apoyo mutuo, que permite que muchos sueños y proyectos puedan hacerse realidad, beneficiándonos todos, en una sociedad en la que se incentiva lo contrario. De forma parecida, a través de suscripciones y gracias al apoyo de muchas personas, en los siglos XIX y XX numerosas publicaciones pudieron ver la luz. Este fue el caso de la primera edición del Diccionario de historia natural de las islas Canarias de Viera y Clavijo, de la Historia natural de las islas Canarias de Webb y Berthelot, y de tantos periódicos y revistas que admiramos y que nos han precedido. Con la cooperación y la ayuda mutua, nuestros antepasados, protagonistas de este libro, lograron sobrevivir en tiempos de escasez y también progresar en épocas mejores. Nosotros hemos querido seguir su ejemplo, pues creemos en la gran energía transformadora de la solidaridad humana.

Agradecemos a todas y a todos la confianza y la paciencia que han tenido, y muy especialmente al montón de amigos y amigas que han colaborado en todos los sentidos: en la campaña, como mecenas-suscriptores, difundiéndola, asesorándonos, aportando las recompensas para la misma y a las empresas y organismos colaboradores y copatrocinadores.

A los pintores y amigos que donaron sus obras para el sorteo de la campaña del tomo II. A las empresas colaboradoras: Deranet Hosting, Calimadigital, Patea Tus Montes, Bioenergysolar Los Realejos y Hoya del Navío, por su generosa colaboración en la campaña. A los organismos y empresas copatrocinadoras: Cabildo de Tenerife, Cabildo de Lanzarote, TBN. Ingeniería de Mantenimiento Industrial, Fundación Diego de Sagredo, Hotel Hacienda de Abajo, Las Casas del Camino Real, por su apoyo y confianza.

Y finalmente, gracias a ustedes, queridos/as lectores y lectoras, que ya tienen en sus manos el tomo II y a quienes va dirigido. Esperamos y deseamos que les guste y que disfruten de él. Como les hemos contado, ha sido hecho entre muchas personas, con amor, pasión, trabajo, tiempo, ¡cuánto tiempo, trabajo, pasión y amor de tantas generaciones que nos han precedido guarda entre sus páginas! Un pequeño cofre de papel que encierra una gran cantidad de tesoros, muchos de los cuales ya no volveremos a ver (excepto en fotos), ni a tocar, ni a disfrutar. Y al que se le ha pegado algo del maravilloso trabajo artesano que realizaron nuestros antepasados.

Ellos son sus protagonistas y el mérito es suyo, ellos nos legaron este precioso patrimonio, fruto de la tradición, del buen gusto y del conocimiento que generación tras generación se fueron transmitiendo. Nosotros sólo queremos mostrar una pequeña parte de ese pasado para aprender un poco de él y así conocernos, saber quiénes somos, de dónde venimos, y recibir un poco de esa savia antes de que nos arranquen definitivamente de nuestras raíces.

Aquí debajo pueden ver el vídeo, que, aunque se realizó al comienzo de la campaña cuando estaba previsto que fuera un solo tomo, nos parece que la mayoría de la información que contiene sigue siendo válida.

Gracias por colaborar para que el tomo III, dedicado a las islas orientales del archipiélago, se pueda hacer realidad. También les agradeceríamos mucho que nos ayuden a dar a conocer el tomo II, ya publicado, así como la campaña, entre las personas más cercanas.

Muchas gracias a todas y a todos.

Arquitectura que se genera en la colectividad, que es expresión unitaria del grupo social, la casa es también la muestra más visible y numerosa de la cultura popular, la que domina en el medio natural y redefine el paisaje. En los edificios insulares asombra la adecuación al ambiente físico, el diálogo respetuoso con el entorno que proporciona la subsistencia. […] Algunos reductos, pocos ya, mantienen aún esa armonía entre el medio físico y el cultural, entre civilización y naturaleza2.

La manera más efectiva de destruir el sentido de identidad de los pueblos es borrar el pasado, desmantelar y fragmentar sistemáticamnete las historias que hasta el momento se han narrado entre sí acerca de sus propias vidas”.
John Berger

Hasta muy pronto, si tienen alguna duda llámennos e envíennos un correo.

Muchas gracias a todas y a todos.

Rincones del Atlántico

 

¿Quieres colaborar en la campaña para ayudar a financiar el Tomo II de «Arquitectura y Paisaje»? from Rincones del Atlántico on Vimeo.

Han talado el laurel del Lomo Apolinario

Por: Rubén Naranjo Rodríguez

Estimados/as amigos/as:

Parece repetirse la sentencia de que las buenas noticias, no son noticia… todo lo contrario. Albergábamos una lejana esperanza de que aún se pudiera hacer algo desde la educación, sobre todo la educación, desde el consenso, la búsqueda del diálogo y la convivencia. En el respeto en definitiva. A la vida y a la palabra. Pero no ha sido así.

Quizá era pecar de ingenuo… pero así nos comportamos cada día cuando acudimos a un centro educativo con el noble afán de contribuir a que esas personas que llegan a nuestras aulas… salgan un poco mejor de lo que entraron. Con más ganas de vivir, de luchar, de comprometerse, de mejorar… o al menos no empeorar el mundo que les ha tocado vivir. Y uno quiere sentirse cómplice, como maestro, de esa transformación… Pero vemos que no es así.

El mundo ha perdido un árbol… ¡¡¡vaya bobería…!!! ¡¡¡Todos los días se pierden millones y no pasa nada…!!! Sí, aquí ha sido uno solo, el Laurel del Lomo Apolinario, y también no pasa nada. Ante la miserable mentira, la manipulación, la cobardía, la indolencia, la sinvergüencería, … como diría aquel Vladimir Illich Uliánov, ¿qué hacer? … Pues seguir luchando. Algunos son ricos en cuentas corrientes, otros se creen ricos en poder porque se escarranchan en un cargo, … pero son muy, muy pobres… pobrecitos. A veces nos vencen, tienen la fuerza de la sinrazón, pero desde luego, ni nos convencen… ni la historia les absolverá.

En un día triste, cuando un amigo me ha confirmado que el árbol por el que muchos de nosotros luchamos para que no fuera talado, ha sido eliminado salvajemente, viene bien releer al amigo González Díaz. Y sigamos sembrando, por más que en tantas estériles y ruines cabezas, no crezca más que miseria, pura miseria… Si los que tienen que «educar» actúan así, miserablemente, poco nos debe de extrañar cuando vemos a los mataos botarse a un campo de fútbol a robar una botella de agua…

Rubén Naranjo Rodríguez

Francisco González Díaz, Diario de Las Palmas, 21 de agosto de 1901:

«… La cultura hace respetar el árbol como elemento de progreso, de higiene y de bienestar; lo busca, lo planta, lo cuida y lo mima, como agente de innumerables beneficios. Tan es así, que ya la vulgar sabiduría discurre la fórmula de una gran verdad práctica fundada en el fomento del arbolado, fórmula cuya enunciación pudiera ser ésta: muéstrame tus árboles y te diré quién eres. Con arreglo a semejante fórmula, ¿qué debería decirse de las colectividades que no tiene árboles que mostrar y de las ciudades asentadas como Las Palmas entre arenales pedregosos? … Las Palmas sigue reinando en la sequedad más espantosa del desierto, mientras que el descuajamiento de los pinares de Gran Canaria continúa. No comprendo el horror al verde de que se ha dado constante prueba en este país. … Si el verde no daña, señores míos; si por el contrario, limpia, fija y da esplendor como la Academia de la Lengua…

Las Palmas no será una ciudad habitable, en tanto que aparezca erigida en la más desolado de la Arabia pétrea, ni será un centro de civilización en tanto que la dominen la apatía o la incurría. Vestir de verdura los áridos montes que la ciñen, dotarla de jardines, avenidas y calles arboladas, debe ser el primer capítulo del programa de reformas por cuya realización clamamos.

Pero en ese programa, poco se dice de árboles. El horror al verde no está aún vencido. El ejemplo de los pueblos cultos, la sobra de López Botas nada nos enseñan, …»

Francisco González Díaz

Presentación del nº 8 de Rincones del Atlántico, “Arquitectura y Paisaje, tomo II”, en la isla de La Palma

El próximo fin de semana será la presentación del número 8 de Rincones del Atlántico, que corresponde al tomo II de «Arquitectura y Paisaje. La arquitectura tradicional en el medio rural de Canarias», en la isla de La Palma.
El viernes 11 de julio a las 20:00 horas, se presentará en Santa Cruz de La Palma, en el Palacio Salazar (Calle Real, 22).
El sábado 12 de julio a las 19:30 horas, se presentará en Tazacorte, en el Hotel Hacienda de Abajo (Calle Miguel de Unamuno, 11).

En la presentación entregaremos los ejemplares a los suscriptores de La Palma que han colaborado en la campaña de crowdfunding y a todos los asistentes a los actos, una serie limitada de 7 postales de fotografías de arquitectura tradicional (una de cada isla), que hemos hecho por el X aniversario de Rincones. El tomo se podrá adquirir en el lugar de la presentación.
Esperamos verlos por allí. Al final habrá una copa de vino para pasar un rato juntos charlando y cambiando impresiones. Ya se presentó en Gran Canaria (Museo Canario) y en Tenerife (Cabildo Insular).
Hasta el próximo fin de semana, allí nos vemos.

Muchas gracias.
Un cordial saludo.
Daniel Fernández Galván – coordinador de Rincones del Atlántico

Arquitectura y Paisaje. La arquitectura tradicional en el medio rural de Canarias

DEL árbol antiguo arrancado por el viento

nunca se vio el final de sus raíces;

eran como una esperanza grande,

y destruida.

José Jiménez Lozano

Este monográfico, editado por Rincones del Atlántico, está dedicado a la arquitectura tradicional de nuestras islas, especialmente a la doméstica, pero sin olvidar las otras arquitecturas rurales.

El tomo II, que ahora presentamos, abarca la información sobre El Hierro, La Gomera, La Palma, Tenerife y las haciendas occidentales; es el mas extenso de los que hemos publicado (464 páginas) y cuenta con casi dos mil fotografías con sus respectivos pies de fotos en los que se explica y se ubican los lugares y edificaciones fotografiados. Se incluyen en este tomo mapas antiguos y actuales, fotografías aéreas y, al final de cada capítulo, numerosas fotografías de “Ayer y hoy”, comparativa de imágenes antiguas y actuales en las que podemos ver cómo ha sido la transformación de nuestros caseríos y pueblos (están todos los municipios de las islas) al cabo de 50, 80 o incluso más de 120 años.

El tomo III, que esperamos editar antes de las próximas Navidades, se ocupará de Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote, las haciendas orientales y un capítulo final que recogerá una amplísima bibliografía sobre arquitectura canaria. En el tomo I, ya publicado, se agruparon una serie de trabajos que tienen como protagonista principal a la vivienda tradicional vista desde la óptica de diferentes especialidades (arquitectura, rehabilitación, historia, geografía, etnografía, botánica, arte, literatura…).

Estos tomos han sido realizados gracias al apoyo y colaboración de muchas personas, tanto a nivel técnico y material como económico, a través de la campaña de crowdfunding. Nos gusta este sistema de patrocinio, comunitario, transparente y de cooperación y apoyo mutuo, que permite que muchos sueños y proyectos puedan hacerse realidad, beneficiándonos todos. De forma parecida, a través de suscripciones y gracias al apoyo de muchas personas, en los siglos XIX y XX numerosas publicaciones pudieron ver la luz. Este fue el caso de la primera edición del Diccionario de historia natural de las islas Canarias de Viera y Clavijo, de la Historia natural de las islas Canarias de Webb y Berthelot, y de tantos periódicos y revistas que admiramos y que nos han precedido. Con la cooperación y la ayuda mutua, nuestros antepasados, protagonistas de este libro, lograron sobrevivir en tiempos de escasez y también progresar en épocas mejores. Nosotros hemos querido seguir su ejemplo, pues creemos en la gran energía transformadora de la solidaridad humana. Es un libro especialmente visual, con casi dos mil imágenes: mapas, pinturas, grabados, y, principalmente, fotografías (antiguas y actuales), cuidadosamente seleccionadas y muchas de ellas inéditas. Nos encontraremos con una parte de la mejor obra de la gran mayoría de los fotógrafos que han trabajado en el archipiélago y que han querido con su trabajo dejar constancia de un patrimonio esencial en la cultura de esta tierra. Que no se quede en el olvido esta arquitectura, fruto de la tradición, de la experiencia y el trabajo de las anteriores generaciones es nuestro mayor propósito.

Rincones del Atlántico rinde con este monográfico un homenaje a esta arquitectura situada en nuestros campos y a quienes la construyeron, utilizaron y habitaron, que pretende servir al mismo tiempo para darla a conocer, valorar y proteger. Es una arquitectura sencilla y armónica, sobria y funcional, pero extraordinariamente bella, que, estando tan cerca de nosotros, es al mismo tiempo una gran desconocida.

Herencia cultural de nuestros antecesores, nace y convive con la propia naturaleza. Sus materiales proceden de ella, muchas veces del mismo lugar en el que se construye la edificación: piedra, tierra, cal, madera… de ahí la sencillez y el equilibrio con el espacio que la rodeaba. Realizada con un enorme sentido práctico aprendido generación tras generación, principalmente por la necesidad de cobijo (la casa), o para realizar otras actividades relacionadas con el sustento (molinos, eras, hornos, cuadras, aljibes, salinas, caminos…), tiene también un gran sentido –muchas veces intuitivo– de la belleza. Son lugares útiles, construidos para la supervivencia, pero también estéticamente agradables y respetuosos y en armonía con el paisaje.

Es probablemente, junto al paisaje natural y al suelo agrícola, y además de los cascos históricos, el mayor patrimonio de estas islas, un tesoro de enorme valor que pertenece a todos y que, por desgracia, está desapareciendo de nuestros campos debido a su abandono, a la desidia, a la inexistente protección y a la carencia de criterio y sensibilidad en las rehabilitaciones, muchas de las veces debido a la ignorancia y a la falta de asesoramiento por personas preparadas, así como de información y documentación sobre el tema.

Es ésta la principal razón que nos ha animado a realizar este trabajo: el poder contribuir a impulsar una nueva visión y sensibilidad hacia este maltratado, poco conocido y cada día más escaso patrimonio.

Como les hemos contado, ha sido posible gracias a la labor de numerosas personas; realizado con amor, pasión, trabajo, tiempo, ¡cuánto tiempo, trabajo, pasión y amor de tantas generaciones que nos han precedido guarda entre sus páginas! Un pequeño cofre de papel que encierra una gran cantidad de tesoros, muchos de los cuales ya no volveremos a ver (excepto en fotos), ni a tocar, ni a disfrutar, y al que se le ha pegado algo del maravilloso trabajo artesano que realizaron nuestros antecesores. Era un reto y una responsabilidad hacerlo y mostrarlo dignamente: los protagonistas son ellos y el mérito es suyo. Ellos nos legaron este precioso patrimonio, fruto de la tradición, del buen gusto y del saber hacer, del conocimiento práctico que generación tras generación se fueron transmitiendo. Nosotros sólo queremos mostrar una pequeña parte de ese pasado para aprender un poco de él y así conocernos, saber quiénes somos, de dónde venimos, y recibir un poco de esa savia antes de que nos arranquen definitivamente de nuestras raíces.

Si quieren más información o colaborar como suscriptores en la campaña para la edición del tomo III, pueden visitar nuestra web: www.rinconesdelatlantico.com

“[…] la manera más efectiva de destruir el sentido de identidad de los pueblos es borrar el pasado, desmantelar y fragmentar sistemáticamente las historias que hasta el momento se han narrado entre sí acerca de sus propias vidas”.

John Berger

“Arquitectura que se genera en la colectividad, que es expresión unitaria del grupo social, la casa es también la muestra más visible y numerosa de la cultura popular, la que domina en el medio natural y redefine el paisaje.

En los edificios insulares asombra la adecuación al ambiente físico, el diálogo respetuoso con el entorno que proporciona la subsistencia. […] Algunos reductos, pocos ya, mantienen aún esa armonía entre el medio físico y el cultural, entre civilización y naturaleza”.

Fernando Gabriel Martín Rodríguez

Notas para la presentación de Rincones del Atlántico nº 8. Arquitectura y Paisaje. Tomo II

Notas para la presentación de Rincones del Atlántico nº 8. Arquitectura y Paisaje. Tomo II

Cabildo de Tenerife. 23-6-2014

Por: Fernando Sabaté. Geógrafo, profesor de la ULL y activista social

Hay personas a las que se recurre para dignificar la presentación de un libro: su sola presencia cualifica la acción de presentar en público la obra. En este caso sucede justo al revés: es uno quien se siente dignificado por la invitación a presentar un trabajo de esta envergadura, de esta calidad de contenidos y de formas.

La aportación que quisiera hacer en este encuentro tiene que ver con reflexionar, desde el presente, sobre la utilidad actual de la cuestión que aborda este trabajo. Este libro es un estudio minucioso, espléndido, que desvela una parte de la memoria del pasado: la que tiene que ver con la forma en que las personas en Canarias resolvieron la necesidad de disponer de un hábitat aceptablemente digno; la manera en que transformaron y adaptaron el medio para atender las necesidades humanas de manera que esa adaptación fuera perdurable a largo plazo; el modo en que llevaron a efecto la construcción social e histórica, en definitiva, del territorio y el paisaje, que tiene en la arquitectura una de sus piezas más destacadas (aunque no la única).

Por tanto, la pregunta es: ¿para qué nos sirve hoy la arquitectura popular tradicional, la arquitectura vernácula? ¿Tiene algo útil que aportarnos, más allá de la mera curiosidad intelectual (o alguna otra finalidad más o menos secundaria) en relación con nuestros dramas económicos y sociales actuales, nuestras deliberaciones y debates colectivos? ¿Tiene algo que ver con los sueños y anhelos propios de un presente atenazado por los problemas locales y globales de la sociedad contemporánea?

Pero antes de responder a esa pregunta, me permito recordar que hay otra respuesta automática y frecuente frente a una arquitectura ya desaparecida o en trance de desaparición, pero que evoca un mundo todavía reciente; tanto que parece como si aún pudiéramos ‘acariciarlo con la yema de los dedos’. Esta respuesta es la nostalgia. Quisiera dedicar un instante a reflexionar sobre este particular.

La nostalgia constituye, con seguridad, un sentimiento humano elemental: cuando sufrimos una pérdida dolorosa, material o personal, necesitamos un lapso para acomodarnos a la nueva situación. Éste es el fundamento de la institución del luto, que existe en muchas culturas, y que no significa sólo que las personas dolientes vistan –o no– un determinado color, o que practiquen unos rituales u otros, sino sobre todo que dispongan de un espacio y un tiempo de distanciamiento y adaptación, en parte solas y en parte arropadas por los seres queridos y asistidas por la comunidad. También advierte la experiencia (y corrobora la investigación psicológica) que la pérdida hay que trascenderla, no instalarse en ella de manera permanente. Quedarse instalado en la nostalgia paraliza la creatividad y el potencial del ser humano, constituyendo un grave error.

Sin embargo, desde el respeto (y la indignación compartida) por la pérdida del patrimonio edificado vernáculo quisiera compartir otra respuesta. Ésta es que la arquitectura vernácula contiene en potencia muchas claves para imaginar, recrear y desarrollar alternativas a los problemas contemporáneos de la gestión del territorio, incluyendo dentro de él a las personas que lo habitamos. Alternativas que no se deben verificar de forma aislada, sino en estrecha relación unas con otras, y con el conjunto de los problemas sociales, económicos, culturales y éticos que hoy (y quizás siempre) enfrentamos.

Lo trataré de detallar a través de siete aspectos.

  1. La arquitectura vernácula hizo siempre un uso conservacionista adecuado de los recursos territoriales. Ocupó con sus construcciones y edificaciones los suelos menos fértiles, más duros y pedregosos, casi siempre incapaces de engendrar –de una forma u otra– alimentos u otros medios básicos para la reproducción social de la comunidad. Nunca hubiera tolerado la sociedad popular tradicional que se levantara una casa, una bodega, un pajero, un almacén, un establo, un aprisco o un simple goro de cochinos encima de alguna tierra de calidad cuanto menos aceptable, encima de la madre tierra que había demostrado ser capaz de nutrir a lo largo del tiempo a esa comunidad humana que la trabajaba con sus manos y con su cerebro. En general, no existían ni hicieron falta normativas institucionales de planificación del territorio, ni sistemas de policía urbanística organizados desde el aparato estatal: la simple vergüenza frente a la crítica colectiva impedía maltratar así a la madre. Aún más: es casi seguro que una posibilidad tal ni siquiera figuraba entre las opciones imaginables, puesto que desbordaba con creces los límites del sentido común compartido entre todas las personas. Algo semejante se podría decir de las demás ideas que sigo exponiendo.
  2. La arquitectura vernácula evitaba con sobrado acierto y experiencia acumulada los riesgos naturales previsibles. En sentido figurado viene a ser como el ‘negativo’ de la imagen dibujada en el punto anterior: por la forma en que ubicaba sus artificios sobre suelos firmes y seguros, alejados de laderas con dinámica de vertientes, fuera por supuesto de los cauces de barranco activos (o potencialmente activos en caso de lluvias torrenciales), distante de las mayores manifestaciones de la fuerza de las mareas, etc.
  3. La arquitectura vernácula utiliza materiales locales y sobradamente abundantes en cada ámbito local o comarcal. Esto conecta directamente con la espléndida diversidad del medio natural del Archipiélago, con la que fue coevolucionando desde la llegada de los primeros seres humanos al Archipiélago. De esa coevolución entre los seres humanos y el resto de la Naturaleza surge lo que algunas investigaciones denominan, con carácter universal, Diversidad Biológico–Cultural. En Canarias se puede ilustrar con múltiples ejemplos. Por citar sólo dos que expresan sendos extremos de una amplia horquilla de casos: desde las cubiertas de tablas de madera del Norte de La Palma (vinculadas a un ambiente subhúmedo donde la madera es accesible y copiosa), al sistema de techumbres con torta cruda de barro y paja que fue habitual en las dos islas más orientales (en las que sobraban arcillas en el fondo de ciertos valles y se obtenían cosechas suficientes de cereal de secano en los años menos duros, escaseando en cambio la leña para cocer tejas); evidencias, por tanto, de adaptación inteligente a materiales muy abundantes en medios contrapuestos. Frente a un futuro incierto marcado por escasez y costes crecientes de las energías de origen fósil, con todo lo que conlleva, reaprender a utilizar lo que está cerca y abunda puede constituir una gran lección.
  4. La arquitectura vernácula lleva plenamente incorporadas las pautas que caracterizan a lo que hoy denominamos, por ejemplo, arquitectura bioclimática. Con medios simples, locales y que tenían que ver sobre todo con el propio diseño previo, resolvía y alcanzaba niveles más que aceptables, por ejemplo, de confort microclimático. Esto era posible por la utilización, entre otros medios, de paredes gruesas (debido a una imposición técnica de la propia forma de aparejar piedra y barro, pero que finalmente resultan un aislante térmico excelente); la orientación de los huecos y del conjunto edificatorio frente a los vientos dominantes, sobre todo en las comarcas más azotadas por la brisa; la utilización de elementos vegetales –por ejemplo, un parral sobre el patio y la fachada de poniente– para aportar sombra (y fruta) en verano, al tiempo que deja que irrumpan los rayos solares en verano; o la espléndida combinación y optimación de ventajas que se obtienen excavando la vivienda cuando el sustrato lo facilita: estabilidad térmica a lo largo de las estaciones extremas, abrigo absoluto del viento (y silencio consiguiente), economía de recursos territoriales, materiales extraídos que sirven para otro uso (cantos, jable…). En definitiva, y de forma quizás más completa que en la definición inicial, la arquitectura vernácula interpreta y practica un uso muy eficiente del conjunto de los recursos y factores territoriales.
  5. La arquitectura vernácula se construye poco a poco, de manera orgánica; y de ese modo construye también y a la vez espacios que se desempeñan en conjunto como herramientas multifuncionales, que resuelven a menudo y de manera simultánea distintas necesidades humanas: una cubierta confiere cobijo a una vivienda, pero al mismo tiempo sirve para recoger agua de lluvia y conservarla en un aljibe; un camino hace lo propio y dispone de un rebosadero que cuando llueve riega unos árboles frutales; un patio es espacio de trabajo, pero también de reunión y sociabilidad; un conjunto de tiestos confiere belleza plástica pero también olfativa, y surte de especies aromáticas y medicinales la despensa familiar; una pared de piedra vista convenientemente orientada es también secadero que deshidrata los excedentes de determinadas cosechas para que perduren algo más en el tiempo.
  6. La arquitectura vernácula expresa bien, si se sabe interpretarla, el modelo social que la sustentaba. Es resultado, por una parte, de una sociedad fuertemente segregada y dual (en eso no hemos cambiado tanto), como ponen de manifiesto las casonas, las haciendas y las quintas que estudia de forma particularmente concienzuda Jesús Pérez Morera en su capítulo dentro de este trabajo. Pero también, en el caso de las arquitecturas de matriz más popular, que son siempre las mayoritarias, y las que ocuparon la atención principal del resto de las personas autoras de este libro (Sixto Sánchez para El Hierro, Ruth Acosta para La Gomera, Ana del Carmen Pérez para La Palma y María Lourdes Martín para el caso de Tenerife), lo que ponen de manifiesto para quien acceda a desentrañar su génesis, su lógica, su historia interna, es un modelo de sociedad profundamente convivencial y comunitaria; basada en la ayuda mutua, en el trabajo colaborativo, en la reciprocidad. Sin que eso suponga idealizar a una sociedad formada por personas, como las actuales, complejas e imperfectas, y atravesada por contradicciones sociales terribles, lo cierto es que se pueden aportar cientos de ejemplos que testimonian que la anterior caracterización de las comunidades populares es veraz. Y ese modelo social basado en la importancia que tenía la comunidad local tiene mucho que aportar para que imaginemos hoy de forma creativa alternativas a nuestra sociedad crecientemente atomizada e individualista; alternativas a este otro modelo social vigente, surgido de la asunción del credo fundamentalista que se ha dado en llamar neoliberalismo, que en el extremo provoca un desierto social donde nadie conoce a nadie.
  7. Por último: el esfuerzo de generaciones anteriores por humanizar el territorio a través, entre otros medios, de la arquitectura vernácula, obtiene un resultado estético que muchas personas coincidimos en considerar armonioso y bello. Pero ese resultado estético lleva incorporado y es inseparable a la vez –por las razones que se acaban de exponer (y también alguna otra)– de un proyecto ético, depositario de valores que podemos considerar perdurables y buenos.El sentido estético, es decir, lo que hace que de forma intuitiva una mayoría de personas consideremos algo bueno, correcto o armonioso, casi siempre coincide en la práctica con lo que es bueno, correcto y armonioso para la reproducción social a largo plazo: el empleo de materiales propios del lugar, el levantamiento de construcciones y artificios que por su buen acabado pueden durar mucho tiempo, la construcción de paisajes rurales bien adaptados a las condiciones ambientales. A menudo, valor estético, funcionalidad práctica y sentido ético no son, en el interior de una cultura vernácula, cosas diferentes: son la misma cosa. Comparto el criterio de Edward Goldsmith, uno de los pensadores ecologistas más radicales y reflexivos, cuando afirma que la intuición estética es también un medio esencial para aprehender y comprender la relación con el mundo circundante, así como para establecer vínculos emocionales con aquello que es importante[1]. De este modo, las cosas bellas tienden a ser, también, social y ecológicamente deseables.

Quiero terminar relacionando las reflexiones anteriores, y en particular esta última consideración sobre la ética, con el trabajo que el ciudadano Daniel Fernández Galván despliega desde hace años a través de la revista Rincones del Atlántico (mucho más que una publicación en papel, como evidente resulta).

La identificación de los medios y las personas más capaces para desarrollar cada tarea; el trabajo colaborativo, pero a la vez artesano, ’al golpito’, huyendo de las prisas (que como reza el tópico son malas aconsejadoras); la preocupación exquisita por los detalles, el compromiso en no cejar hasta encontrar la imagen precisa, el texto de encabezamiento adecuado, la fotografía cuya existencia se intuye pero que no es fácil de obtener; la obtención de un resultado final que es una joya estética y, al mismo tiempo, un tesoro ético; en definitiva, la inteligencia aplicada a un fin; son todos rasgos que asemejan la arquitectura vernácula (la de Canarias y la de cualquier parte) al coraje cívico de una persona como Daniel, primer y último artífice del libro que aquí se presenta.

 


[1] Goldsmith, Edward (1999): El Tao de la ecología. Una visión ecológica del mundo.

Presentación Rincones del Atlántico. 23-6-2014, por Cristina Sáenz-Marrero Lorenzo-Cáceres

Presentación del nº 8 de Rincones del Atlántico en el Cabildo de Tenerife. 23-6-2014

Por: Cristina Sáenz-Marrero Lorenzo-Cáceres

Quiero agradecer a todos los presentes su asistencia a este acto. Para mí, es un placer y un honor estar hoy aquí participando en la presentación del nuevo número de Rincones del Atlántico, el número 8: «ARQUITECTURA Y PAISAJE. LA ARQUITECTURA TRADICIONAL EN EL MEDIO RURAL DE CANARIAS. TOMO II».

En primer lugar, quiero agradecer a Daniel Fernandez Galván, coordinador de Rincones del Atlántico, que me invitara a participar y que me permita pronunciar estas breves palabras, como arquitecta, como mujer, y sobre todo, como una pequeña pieza que forma parte de tantos entusiastas del paisaje rural canario.

Cuando Daniel me llamó, sentí una gran responsabilidad, pero una enorme complacencia personal, ya que admiro profundamente la labor que se realiza desde esta publicación. Él, es el impulsor de esta idea desde hace ya varios años, y verdadero artífice ensamblador de Rincones del Atlántico, que comenzó su andadura en el año 2002, tal y como él lo explica “como una reacción originada por la desolación, la frustración, la indignación de asistir al terrible espectáculo de la destrucción de nuestro bien común más preciado y del que depende el presente y el futuro de nuestros hijos y nietos: el paisaje y el territorio de las islas.”

En estos más de 10 años y 7 volúmenes ya editados, Rincones del Atlántico, se ha convertido en una pieza clave que contribuye a dar a conocer, a valorar, amar  y proteger nuestro patrimonio natural y cultural.

Como amante de los libros, veo esta publicación como una enciclopedia ilustrada del siglo XXI, cuando las enciclopedias viven su peor momento consecuencia del acceso a la información que las nuevas tecnologías han traído con su desarrollo. Su lectura es un deleite, con artículos firmados por grandes profesionales, y un goce visual por la gran cantidad y calidad de las ilustraciones.

Rincones del Atlántico destaca por su transversalidad; acompañándonos en un paseo por disciplinas tan diversas, pero a la vez tan relacionadas como el Arte, el Paisaje, las Letras, la Flora, la Agricultura Tradicional y los Personajes que con amor y respeto, lucharon, divulgaron y defendieron nuestras islas. Todo ello, aderezado con la opinión personal del autor, que ofrece ideas y alternativas para caminar hacia una sociedad más justa y sostenible.

Daniel Fernández Galván ha tenido la gran virtud de aunar conciencias y contagiar ilusión y entusiasmo, consiguiendo heroicamente agrupar a un elenco de colaboradores de gran altura, formando un equipo estable y multidisciplinar que, de forma generosa, ha realizado impagables e inéditas aportaciones bajo una pasión común: el amor a nuestros paisajes y al patrimonio natural y cultural de las islas.

La publicación de este número 8, que hoy se presenta aquí, era esperada por muchos como resumen de un campo olvidado y despreciado a veces por las grandes corrientes globalizadoras: la arquitectura tradicional en el medio rural.

Este tomo, nos persuade a mirar y amar lo local, lo cercano, la vigencia de su estética y racionalidad, su integral adaptación a un medio insular de aislamiento y a veces ligado a la pobreza. Su consulta, es un ejercicio de profundidad dentro de nuestro interior, de nuestra historia, para abrir bien los ojos y admirar la caducidad de las formas, así como a sistemas constructivos y soluciones arquitectónicas heredadas, que dan respuesta al por qué de colores, materiales, distribuciones y plasticidad de un hábitat tan singular.

Para este segundo Tomo, circunscrito en esta ocasión a las islas occidentales, la oportunidad es evidente en estos momentos de tanta confusión, crisis económica, cultural y de valores, para revisar los procedimientos de intervención en el territorio que pisaron nuestros antepasados.

Es oportuno, cuando se atisban nuevos métodos para abordar la incorporación del patrimonio heredado a las rápidas  transformaciones que demandan las futuras generaciones. Legado, que como bien dijo Faustino García Márquez  en su intervención en Gran Canaria, se va convirtiendo a una velocidad de vértigo, desgraciadamente, en escaso.

Me complace la sensibilidad con la que se ha realizado este recorrido y la habilidad de los autores para introducirnos en el contexto geográfico, histórico y socioeconómico, con el fin de transmitirnos la belleza de la arquitectura popular canaria y los paisajes que ésta ha creado.

Su formato nos cautiva, el estilo narrativo marca un ritmo sencillo que lo acerca a todos los públicos, nos seduce con cada fotografía, obligándonos a detenernos en la contemplación de los detalles más ínfimos: el vestir de las gentes, los carruajes, los aperos, los caminos y el paisaje.

Esta edición nos conduce a un viaje apasionante por las distintas tipologías edificatorias de cada una de las islas occidentales, por la evolución del cobijo tradicional destinado a vivienda; desde la casa-cueva hasta la hacienda, pasando por la casa pajiza, la casa terrera, la casa del alto y bajo, la casa de azotea, las chozas, las casas de tablas o la casa sobrada entre otras.

Además, destaca la importancia y el respeto con que se trata a otras construcciones auxiliares asociadas a la vivienda y vinculadas a las labores propias del entorno rural que hasta ahora no habían adquirido un papel tan protagonista, ya sean de carácter agrícola, ganadero o industrial, desde las eras hasta los molinos, pasando por los goros, los hornos, los pajeros, los aljibes, los secaderos de tabaco, los lavaderos, las bodegas y los lagares.

Contiene hermosos catálogos ilustrados de detalles impregnados de color, siempre a través de una cuidada maquetación y estudiado sentido de la composición editorial. Encontramos entre sus páginas diversos dibujos, acuarelas, esquemas y exquisitas ilustraciones de detalles arquitectónicos que van desde los herrajes hasta las chimeneas del hogar, pasando por detalles de puertas, ventanas, balconadas y techos.

Los materiales de construcción se presentan de una forma sencilla y delicada, haciéndonos comprender el por qué de su presencia, resultado de una coyuntura social y económica, en la que la bioconstrucción no era una elección sino algo natural y necesario.

Si bien los cuatro primeros capítulos del libro, uno dedicado a cada isla, se centran en una arquitectura más modesta, el último capítulo está dedicado a haciendas, quintas y casas de campo, describiendo una arquitectura en el medio rural que, en su búsqueda de remarcar las diferencias de clase y condición, se separa de lo estrictamente popular con un discurso propio, y se desgrana, con todo lujo de detalles, muchos de los inmuebles más representativos de esta tipología dentro de nuestro patrimonio arquitectónico.

Ha sido un acierto incluir las fotografías de «Ayer y Hoy», que son una comparativa entre imágenes antiguas y actuales y ayudan a la perpetuación de la memoria histórica de los lugares. Hay que reconocer el enorme esfuerzo que ha supuesto bucear en un océano de imágenes históricas, siguiendo los pasos de fotógrafos ilustres y  anónimos, para intentar colocar el objetivo en el mismo lugar, fijar el encuadre y mostrarnos la evolución de las ciudades y caseríos canarios.

Con una extensa bibliografía, y un trabajo extremadamente riguroso, esta publicación, puede y debe servir como punto de encuentro, reflexión y aprendizaje para especialistas e  investigadores profesionales, así como para profanos en la materia y amantes de nuestro patrimonio.

Claramente, tenemos ante nosotros la obra más extensa y completa que se haya realizado sobre la arquitectura popular canaria. Podría constituir un museo escrito e ilustrado de nuestro legado, que sorprendentemente no surge como iniciativa pública, sino gracias a la colaboración de la sociedad civil.

Todos sabemos la dificultad que ha tenido este tomo para su publicación, que ha sido posible finalmente entre otras cosas, gracias a la determinación de su director, que optó por un sistema de financiación distinto a los que había empleado hasta entonces, el micromecenazgo o Crowfunding, donde además de conseguir una parte de los recursos económicos necesarios para poder seguir adelante con la publicación, nos ha regalado a muchos la oportunidad de sentirnos partícipes, inversores y defensores de nuestra cultura.

A mí personalmente, me cautivó este proyecto desde el primer momento en que supe de él, y a lo largo de estos cuatro años en los que Daniel nos ha ido informando sobre el devenir de la publicación, ha hecho que lo sintamos ahora como algo más nuestro, viéndolo desde un principio como algo necesario, y deseando haberlo podido consultar en la biblioteca de la escuela de arquitectura en mi etapa de estudiante.

Espero que Rincones del Atlántico tenga la continuidad que se merece ya que es un removedor de conciencias que ha iniciado un camino incierto y a veces desconocido que debe proseguir sin lugar a dudas. Tengo ahora la impresión de que no somos conscientes de la magnitud de esta obra y de su aportación al acervo cultural de nuestro tiempo.

Con el próximo tomo, el tercero, sobre las Islas Orientales, quedará cimentada una obra de consulta, una guía de arquitectura rural que no será una más, sino que fijará un hito, un antes y un después, en la recuperación de una forma de entendernos como canarios, tal y como dijo Victor Hugo, «la arquitectura es el gran libro de la humanidad».

Gracias Daniel por tu incansable labor, tu tesón y tu perseverancia.

Gracias a todo tu equipo y a todos los que han hecho posible que un nuevo número de RINCONES DEL ATLÁNTICO vea hoy la luz. Mi más sincera admiración y felicitación.

Y gracias a todos ustedes por su asistencia y atención.