Presentación del nº 8 de Rincones del Atlántico en el Cabildo de Tenerife. 23-6-2014
Por: Cristina Sáenz-Marrero Lorenzo-Cáceres
Quiero agradecer a todos los presentes su asistencia a este acto. Para mí, es un placer y un honor estar hoy aquí participando en la presentación del nuevo número de Rincones del Atlántico, el número 8: «ARQUITECTURA Y PAISAJE. LA ARQUITECTURA TRADICIONAL EN EL MEDIO RURAL DE CANARIAS. TOMO II».
En primer lugar, quiero agradecer a Daniel Fernandez Galván, coordinador de Rincones del Atlántico, que me invitara a participar y que me permita pronunciar estas breves palabras, como arquitecta, como mujer, y sobre todo, como una pequeña pieza que forma parte de tantos entusiastas del paisaje rural canario.
Cuando Daniel me llamó, sentí una gran responsabilidad, pero una enorme complacencia personal, ya que admiro profundamente la labor que se realiza desde esta publicación. Él, es el impulsor de esta idea desde hace ya varios años, y verdadero artífice ensamblador de Rincones del Atlántico, que comenzó su andadura en el año 2002, tal y como él lo explica “como una reacción originada por la desolación, la frustración, la indignación de asistir al terrible espectáculo de la destrucción de nuestro bien común más preciado y del que depende el presente y el futuro de nuestros hijos y nietos: el paisaje y el territorio de las islas.”
En estos más de 10 años y 7 volúmenes ya editados, Rincones del Atlántico, se ha convertido en una pieza clave que contribuye a dar a conocer, a valorar, amar y proteger nuestro patrimonio natural y cultural.
Como amante de los libros, veo esta publicación como una enciclopedia ilustrada del siglo XXI, cuando las enciclopedias viven su peor momento consecuencia del acceso a la información que las nuevas tecnologías han traído con su desarrollo. Su lectura es un deleite, con artículos firmados por grandes profesionales, y un goce visual por la gran cantidad y calidad de las ilustraciones.
Rincones del Atlántico destaca por su transversalidad; acompañándonos en un paseo por disciplinas tan diversas, pero a la vez tan relacionadas como el Arte, el Paisaje, las Letras, la Flora, la Agricultura Tradicional y los Personajes que con amor y respeto, lucharon, divulgaron y defendieron nuestras islas. Todo ello, aderezado con la opinión personal del autor, que ofrece ideas y alternativas para caminar hacia una sociedad más justa y sostenible.
Daniel Fernández Galván ha tenido la gran virtud de aunar conciencias y contagiar ilusión y entusiasmo, consiguiendo heroicamente agrupar a un elenco de colaboradores de gran altura, formando un equipo estable y multidisciplinar que, de forma generosa, ha realizado impagables e inéditas aportaciones bajo una pasión común: el amor a nuestros paisajes y al patrimonio natural y cultural de las islas.
La publicación de este número 8, que hoy se presenta aquí, era esperada por muchos como resumen de un campo olvidado y despreciado a veces por las grandes corrientes globalizadoras: la arquitectura tradicional en el medio rural.
Este tomo, nos persuade a mirar y amar lo local, lo cercano, la vigencia de su estética y racionalidad, su integral adaptación a un medio insular de aislamiento y a veces ligado a la pobreza. Su consulta, es un ejercicio de profundidad dentro de nuestro interior, de nuestra historia, para abrir bien los ojos y admirar la caducidad de las formas, así como a sistemas constructivos y soluciones arquitectónicas heredadas, que dan respuesta al por qué de colores, materiales, distribuciones y plasticidad de un hábitat tan singular.
Para este segundo Tomo, circunscrito en esta ocasión a las islas occidentales, la oportunidad es evidente en estos momentos de tanta confusión, crisis económica, cultural y de valores, para revisar los procedimientos de intervención en el territorio que pisaron nuestros antepasados.
Es oportuno, cuando se atisban nuevos métodos para abordar la incorporación del patrimonio heredado a las rápidas transformaciones que demandan las futuras generaciones. Legado, que como bien dijo Faustino García Márquez en su intervención en Gran Canaria, se va convirtiendo a una velocidad de vértigo, desgraciadamente, en escaso.
Me complace la sensibilidad con la que se ha realizado este recorrido y la habilidad de los autores para introducirnos en el contexto geográfico, histórico y socioeconómico, con el fin de transmitirnos la belleza de la arquitectura popular canaria y los paisajes que ésta ha creado.
Su formato nos cautiva, el estilo narrativo marca un ritmo sencillo que lo acerca a todos los públicos, nos seduce con cada fotografía, obligándonos a detenernos en la contemplación de los detalles más ínfimos: el vestir de las gentes, los carruajes, los aperos, los caminos y el paisaje.
Esta edición nos conduce a un viaje apasionante por las distintas tipologías edificatorias de cada una de las islas occidentales, por la evolución del cobijo tradicional destinado a vivienda; desde la casa-cueva hasta la hacienda, pasando por la casa pajiza, la casa terrera, la casa del alto y bajo, la casa de azotea, las chozas, las casas de tablas o la casa sobrada entre otras.
Además, destaca la importancia y el respeto con que se trata a otras construcciones auxiliares asociadas a la vivienda y vinculadas a las labores propias del entorno rural que hasta ahora no habían adquirido un papel tan protagonista, ya sean de carácter agrícola, ganadero o industrial, desde las eras hasta los molinos, pasando por los goros, los hornos, los pajeros, los aljibes, los secaderos de tabaco, los lavaderos, las bodegas y los lagares.
Contiene hermosos catálogos ilustrados de detalles impregnados de color, siempre a través de una cuidada maquetación y estudiado sentido de la composición editorial. Encontramos entre sus páginas diversos dibujos, acuarelas, esquemas y exquisitas ilustraciones de detalles arquitectónicos que van desde los herrajes hasta las chimeneas del hogar, pasando por detalles de puertas, ventanas, balconadas y techos.
Los materiales de construcción se presentan de una forma sencilla y delicada, haciéndonos comprender el por qué de su presencia, resultado de una coyuntura social y económica, en la que la bioconstrucción no era una elección sino algo natural y necesario.
Si bien los cuatro primeros capítulos del libro, uno dedicado a cada isla, se centran en una arquitectura más modesta, el último capítulo está dedicado a haciendas, quintas y casas de campo, describiendo una arquitectura en el medio rural que, en su búsqueda de remarcar las diferencias de clase y condición, se separa de lo estrictamente popular con un discurso propio, y se desgrana, con todo lujo de detalles, muchos de los inmuebles más representativos de esta tipología dentro de nuestro patrimonio arquitectónico.
Ha sido un acierto incluir las fotografías de «Ayer y Hoy», que son una comparativa entre imágenes antiguas y actuales y ayudan a la perpetuación de la memoria histórica de los lugares. Hay que reconocer el enorme esfuerzo que ha supuesto bucear en un océano de imágenes históricas, siguiendo los pasos de fotógrafos ilustres y anónimos, para intentar colocar el objetivo en el mismo lugar, fijar el encuadre y mostrarnos la evolución de las ciudades y caseríos canarios.
Con una extensa bibliografía, y un trabajo extremadamente riguroso, esta publicación, puede y debe servir como punto de encuentro, reflexión y aprendizaje para especialistas e investigadores profesionales, así como para profanos en la materia y amantes de nuestro patrimonio.
Claramente, tenemos ante nosotros la obra más extensa y completa que se haya realizado sobre la arquitectura popular canaria. Podría constituir un museo escrito e ilustrado de nuestro legado, que sorprendentemente no surge como iniciativa pública, sino gracias a la colaboración de la sociedad civil.
Todos sabemos la dificultad que ha tenido este tomo para su publicación, que ha sido posible finalmente entre otras cosas, gracias a la determinación de su director, que optó por un sistema de financiación distinto a los que había empleado hasta entonces, el micromecenazgo o Crowfunding, donde además de conseguir una parte de los recursos económicos necesarios para poder seguir adelante con la publicación, nos ha regalado a muchos la oportunidad de sentirnos partícipes, inversores y defensores de nuestra cultura.
A mí personalmente, me cautivó este proyecto desde el primer momento en que supe de él, y a lo largo de estos cuatro años en los que Daniel nos ha ido informando sobre el devenir de la publicación, ha hecho que lo sintamos ahora como algo más nuestro, viéndolo desde un principio como algo necesario, y deseando haberlo podido consultar en la biblioteca de la escuela de arquitectura en mi etapa de estudiante.
Espero que Rincones del Atlántico tenga la continuidad que se merece ya que es un removedor de conciencias que ha iniciado un camino incierto y a veces desconocido que debe proseguir sin lugar a dudas. Tengo ahora la impresión de que no somos conscientes de la magnitud de esta obra y de su aportación al acervo cultural de nuestro tiempo.
Con el próximo tomo, el tercero, sobre las Islas Orientales, quedará cimentada una obra de consulta, una guía de arquitectura rural que no será una más, sino que fijará un hito, un antes y un después, en la recuperación de una forma de entendernos como canarios, tal y como dijo Victor Hugo, «la arquitectura es el gran libro de la humanidad».
Gracias Daniel por tu incansable labor, tu tesón y tu perseverancia.
Gracias a todo tu equipo y a todos los que han hecho posible que un nuevo número de RINCONES DEL ATLÁNTICO vea hoy la luz. Mi más sincera admiración y felicitación.
Y gracias a todos ustedes por su asistencia y atención.
Isabel C. Tricás dijo:
Mi enhorabuena a la ¡¡por fin!! publicación de este nuevo número de Rincones del Atlántico, me honro de estar entre las personas que lo esperábamos con interés, pues es a través de esta su Revista que tengo una mayor y mejor visión de nuestras Islas, y las colecciono con fruición.
Gracias Daniel Galván por su perseverancia y paciencia para poder realizar este nuevo número.
Gracias Cristina por tu amable presentación.
Isabel C. Tricás.
Pochola Pérez-Andreu Díaz dijo:
Una obra sencillamente magnífica. Una ilustración que llega al alma.
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