Araceli Reymundo Izard, 15 de enero de 2012
El proyecto alternativo presentado por el grupo de técnicos independientes no es sólo un intento de salvar unos cuantos árboles que, a pesar de no ser autóctonos, no formar parte de una especie en peligro de extinción, ser capaces de crecer con cierta rapidez y soportar a veces operaciones de trasplante, contribuyen en la actualidad con su beneficiosa sombra y a mejorar la imagen de la Avenida de Anaga, lamentable operación de especulación inmobiliaria que nunca debió producirse y que restó calidad de vida de forma irreversible al barrio que dejó detrás.
La experiencia de este grupo de técnicos/ciudadanos es que el modelo de gobernanza que padecemos en la actualidad deja mucho que desear y que la capacidad de planificación urbana, la coherencia, la transparencia, la participación ciudadana, la responsabilidad y la eficiencia son en muchas ocasiones asignaturas pendientes de los proyectos de la administración canaria.
La primera reunión que mantuvimos con los técnicos responsables del proyecto de la Vía Litoral (a quienes agradecemos una vez más el trato dispensado en todo momento) fue en marzo de 2010. Estaban ya empezadas las obras y sin embargo aún trabajaban en los planos definitivos En aquella época estaba colgado en la web el proyecto de esta 1ª fase y se nos facilitó amablemente toda la información y planos que solicitamos. Tras tres reuniones -hasta octubre de 2010- consensuamos con ellos la viabilidad de nuestra propuesta y, dibujada por ellos para garantizar que no afectaba al parking ni sus instalaciones, la presentamos formalmente al director general de Infraestructuras en febrero de 2011 en una reunión en la que comunicábamos nuestro interés por el proyecto y el deseo de participar como ciudadanos en las decisiones que en ese momento se estaban adoptando y descartando.
A día de hoy y al hilo de este proyecto, las principales conclusiones que hemos sacado de este intento de ejercicio de participación ciudadana sobre el actual modelo de gobernanza de esta comunidad son:
1) Que la administración acomete una fase de un proyecto tan importante desde el punto de vista técnico, estético y económico como el soterramiento de la Avenida de Anaga desde el Auditorio hasta el Barranco de Tahodio sin tener clara la idea final del proyecto: no se sabe aún por dónde va a discurrir la siguiente fase, ni si los dineros que se invierten se van a poder aprovechar en un futuro. Es más: se empiezan las obras sin tener terminados los planos. Planos en los que no figura el acabado de la superficie que finalmente disfrutará el ciudadano y que nada tiene que ver con la correspondiente al proyecto ganador de Herzog.
2) Que en un momento de crisis aguda que está afectando de forma tan severa a sectores estratégicos y básicos para los ciudadanos como el social, la sanidad y la educación y en el que nuestros representantes están prometiendo austeridad en el gasto, se gasta dinero en operaciones perfectamente evitables en esta 1ª fase, como el trasplante de árboles de gran porte, la expropiación de la concesión del restaurante chino y la ejecución de 150 ml de un túnel de 14 metros de ancho, que quizá en la siguiente fase de la obra haya que tapar y hasta puede que los laureles trasplantados vuelvan a molestar, si finalmente se opta por la opción que parece más razonable que es la de que la vía siga discurriendo por la franja inutilizada de talud existente entre la Avenida de Anaga y la Junta de Obras del Puerto.
3) Que nos parece lamentable la falta de transparencia e información al ciudadano que hemos padecido en la última fase de nuestro intento de participación ciudadana ya que ha desaparecido la web inicialmente disponible y el responsable del proyecto nos comunicó recientemente que ya no estaba autorizado a facilitarnos información.
4) Pero si esta falta de información al ciudadano es grave, nos parece inadmisible que concejales del ayuntamiento, elegidos por miles de ciudadanos, tampoco puedan tener libre acceso a la información referida a proyectos municipales, máxime si deciden el futuro de espacios tan emblemáticos para la ciudad y en un momento presupuestariamente tan delicado.
Hace ya 42 años que en La Cumbre de Roma se presentó el Informe MIT sobre los límites del crecimiento, 40 años desde que en la Conferencia de Estocolmo se reflexionara sobre las necesidades de equilibrio entre el desarrollo y el medioambiente y 25 años desde que el Informe Brundtland “Nuestro futuro común” definiera el desarrollo sostenible y la necesidad de incorporar en las decisiones administrativas, no importa la escala de la misma- municipal, nacional…-, la búsqueda del equilibrio entre lo ambiental, lo económico y lo social.
En 1992, en la cumbre de Río, representantes de 179 gobiernos (entre los que se encontraba España) acordaron adoptar un programa del que partieron Las Agendas 21 Locales. Esta valiosa herramienta, bajo el lema “piensa globalmente, actúa localmente” es el vehículo idóneo para la incorporación del ciudadano a la participación en las políticas locales ya que las necesidades de los municipios se establecen en foros que garantizan la transparencia y el consenso de las decisiones más importantes de los ayuntamientos. El ayuntamiento de Santa Cruz la firmó en 1999, pero si estas Agendas no se ponen en práctica real y efectivamente con los ciudadanos de cada municipio, de nada servirá que se predique el desarrollo sostenible con slogans de campaña, que cada vez dejan más hueca la palabra denostada palabra sostenibilidad.
El modelo de gobernanza que padecemos en la actualidad no nos satisface a la mayoría. Los políticos sólo tratan al ciudadano como si fuera mayor de edad una vez cada cuatro años… Con demasiada frecuencia piensan y deciden por nosotros como si sólo ellos supieran lo que más nos conviene.